Wenceslao Cruz Blanco

Wenceslao Cruz Blanco

«La palabra no es para encubrir la verdad, sino para decirla.»

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martes, marzo 06, 2007

¿Proceso de rendición o proceso de colaboración?

Dos sonrisas Un solo destinoEl “humanismo” del que ha hecho gala el gobierno de Rodríguez Zapatero y sus socios más radicales de izquierda, hacia el terrorista De Juana Chaos, responsable directo de 25 muertes, hace que uno se pregunte si más que ceder a un chantaje esto demuestra que su sintonía con los terroristas no sólo encaja en lo ideológico.

Asumiendo y creyendo en la independencia del poder judicial español ¿Es posible, legalmente, juzgar y condenar a un gobierno por sus actitudes a favor de un grupo terrorista, aún cuando lo disfrace de un llamado proceso de paz?

El gobierno actual de España y ETA tienen más puntos en común, en cuestiones ideológicas, que diferencias. Al grupo terrorista siempre se le ha caracterizado como separatista y continuador por la vía armada de las tesis racistas de Sabino Arana, pero nunca se le caracteriza como un grupo armado de izquierdas (terrorista sin duda) que es en definitiva lo que es. La Izquierda española, la llamada democrática, léase PSOE, IU, BNG, ERC, etc., siempre le ha interesado destacar la cuestión separatista como el objetivo principal que persigue la banda terrorista, sin hacer publicidad a los propósitos comunes que los hermanan: que no es otra cosa que la utilización de la estrategia goebbeliana de demagogia, desinformación y mentiras para establecer un sistema totalitario llámese éste comunista, socialista ó socialismo del siglo XXI que garantice el caudillismo de los que lo dirigen.

Es evidente que hasta la fecha no se nota un caudillismo abierto en Zapatero, pero me niego a creer que no lo tenga al menos hibernando. Sus simpatías hacía los dictadores neopopulistas de América Latina y sus desavenencias con el mundo occidental y democrático hacen que pensemos en un presidente con un alineamiento a un eje que resulta perjudicial para los intereses de España.

Que se disfrace de humanista el líder de Izquierda Unida, Gazpar Llamazares, y abogue por la excarcelación del etarra para evitar que se convierta en un “símbolo” es cuanto menos llamativo. Ellos ahora, los comunistas, parece que no quieren competencia, con los símbolos que tienen ya les basta. No por gusto el caso del Che, con cientos de muertos en su currículum, sigue siendo su “símbolo” preferido, por supuesto, también el del grupo terrorista.

No se ha preocupado el actual gobierno español y las formaciones políticas que le dan apoyo parlamentario, como el BNG o IU, en solicitar sin hipocresía la liberación de los cientos de presos políticos cubanos. Hasta ahora se han parapetado en una supuesta nueva estrategia para democratizar Cuba que conlleva en quitarle todo tipo de presión internacional a la dictadura. Pero, no bastándoles con eso, también dificultan e impiden el desarrollo de iniciativas como las que tuvo el Partido Popular y encabezó el diputado Jorge Moragas para apoyar a la democratización de Cuba y a los que se pudren en las cárceles cubanas. Esos presos, símbolos vivientes de la oposición a un sistema de oprobio y opresión como el comunista, no entran en las prioridades de éstas formaciones políticas llamadas de izquierdas, en el fondo ven en el sistema dictatorial cubano su propio paraíso, lo que persiguen.

Es revelador que dirigentes del gobierno español se escandalicen porque se utilice la bandera constitucional de España en manifestaciones convocadas por las víctimas del terrorismo, y sin embargo, no se inmuten cuando en sus propias manifestaciones se utilicen otras inconstitucionales. Igualmente resulta repulsivo que no les preocupe que muchos de sus participantes vistan camisetas con la cara de un asesino de masas como el Che. Eso sí, si una persona tatuada con una svástica aparece en una manifestación no convocada por ellos la TVE (Televisión Española) no omite el repetirlo una y otra vez, para intentar desprestigiarla, como ocurrió en una reciente convocada por el Foro de Ermua frente al Ministerio del Interior.

Es loable empezar a dudar que en España exista un estado de derecho si ya resulta más fácil difamar y detener injustamente a militantes de partidos democráticos como el caso de los integrantes del PP: Isidoro Barrios y Antonia de la Cruz, y por otra parte, fácilmente, se libera o conceden beneficios penitenciarios a un asesino terrorista que refiriéndose a las víctimas llegó a afirmar que: “Sus lágrimas son nuestras sonrisas”.

Y si en España quien gobierna ve su principal enemigo en el único partido que le puede ganar el juego democrático y no parece importarle para lograrlo aliarse, consciente o inconscientemente, con el terrorismo nacional, es fácil de concluir que España, gracias a la torpeza -o real propósito- de Rodríguez Zapatero, ha dejado de ser una referencia dentro del mundo democrático.