El “puro” que compra conciencias
Una frase anónima decía que “A veces, lavándonos las manos, nos ensuciamos la conciencia”. Hoy en día, alejados de los tiempos de Pilatos, “lavarse las manos” ha sido la metáfora que identifica la irresponsabilidad y poco compromiso de muchos políticos y “defensores” de la ley ante la injusticia. En la actualidad, lo injusto no sólo se oculta desentendiéndose del problema o derivando las culpas a otros, hoy las conciencias pueden comprarse con dinero, petróleo y hasta con puros habanos.
Uno de los principales diarios económicos de España (Expansión), el pasado sábado 9 de diciembre, un día antes que se celebrará el 58 Aniversario de la Carta Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en su sección “En Libertad”, publicita en sus páginas, con un artículo titulado “Cohibas on the rocks”, a lo que Castro ha convertido en el “aplaca críticas” de su dictadura.
Mientras que en el mundo se condena de forma recurrente el trabajo esclavo o el trabajo infantil, poco importa a muchos reyes, políticos, artistas y personajes de cierta fama, aceptar los regalos de una dictadura que obliga a niños a madrugar para trabajar en las húmedas vegas de tabaco, durante mes y medio todos los años. Y todo por el derecho a tener una educación condicionada al apoyo de una ideología absurda que sólo ha servido para sostener tiranos y regímenes totalitarios de la peor calaña.
A las vitolas de “Cohiba” no tiene acceso el trabajador cubano, ese que trabaja y recibe el pago en moneda cubana, por el equivalente de 10 euros al mes, no puede permitirse comprarlas. El disfrute está reservado al turista, al famoso, al Rey, al presidente o al artista que defienda, o al menos no critique, a la peor de las dictaduras latinoamericanas que haya existido. Castro prefiere se lo paguen en apoyos o en silencio, antes que en dinero, pues el dinero le sobra con la explotación a su pueblo y a sus familiares en el exterior que expolia de forma continuada.
La periodista de Expansión, Adriana Blanco, permite describir las delicias del “Cohiba” a la sumiller del restaurante “La Sucursal” de Valencia, Manuela Romeralo. En el artículo, Romeralo propone el maridaje entre cinco vitolas del “silencia críticas” cubano con algunos licores muy conocidos.
El último párrafo de la entendida en puros dice así:
«Chivas Regal 12 años, es el único que no anula a la vitola de Cohiba (Siglo VI) y el resultado son dulces y elegantes tostados que no apuran la copa ni sacrifican uno de los puros más emblemáticos de casa Cohiba».
No sé de esos puros, ni quiero saber de ellos mientras siga siendo producto del trabajo esclavo de niños y de hombres bajo una tiranía. Si al mezclar puros con licores, se ignora lo que hay detrás de la creación del Cohiba, el resultado no puede ser más amargo, y a diferencia de lo que dice la Sra. Romeralo, sí hay que apurar la copa, hay que alcanzar cuanto antes la democracia para Cuba. Ya basta de sacrificios.
Uno de los principales diarios económicos de España (Expansión), el pasado sábado 9 de diciembre, un día antes que se celebrará el 58 Aniversario de la Carta Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en su sección “En Libertad”, publicita en sus páginas, con un artículo titulado “Cohibas on the rocks”, a lo que Castro ha convertido en el “aplaca críticas” de su dictadura.
Mientras que en el mundo se condena de forma recurrente el trabajo esclavo o el trabajo infantil, poco importa a muchos reyes, políticos, artistas y personajes de cierta fama, aceptar los regalos de una dictadura que obliga a niños a madrugar para trabajar en las húmedas vegas de tabaco, durante mes y medio todos los años. Y todo por el derecho a tener una educación condicionada al apoyo de una ideología absurda que sólo ha servido para sostener tiranos y regímenes totalitarios de la peor calaña.
A las vitolas de “Cohiba” no tiene acceso el trabajador cubano, ese que trabaja y recibe el pago en moneda cubana, por el equivalente de 10 euros al mes, no puede permitirse comprarlas. El disfrute está reservado al turista, al famoso, al Rey, al presidente o al artista que defienda, o al menos no critique, a la peor de las dictaduras latinoamericanas que haya existido. Castro prefiere se lo paguen en apoyos o en silencio, antes que en dinero, pues el dinero le sobra con la explotación a su pueblo y a sus familiares en el exterior que expolia de forma continuada.
La periodista de Expansión, Adriana Blanco, permite describir las delicias del “Cohiba” a la sumiller del restaurante “La Sucursal” de Valencia, Manuela Romeralo. En el artículo, Romeralo propone el maridaje entre cinco vitolas del “silencia críticas” cubano con algunos licores muy conocidos.
El último párrafo de la entendida en puros dice así:
«Chivas Regal 12 años, es el único que no anula a la vitola de Cohiba (Siglo VI) y el resultado son dulces y elegantes tostados que no apuran la copa ni sacrifican uno de los puros más emblemáticos de casa Cohiba».
No sé de esos puros, ni quiero saber de ellos mientras siga siendo producto del trabajo esclavo de niños y de hombres bajo una tiranía. Si al mezclar puros con licores, se ignora lo que hay detrás de la creación del Cohiba, el resultado no puede ser más amargo, y a diferencia de lo que dice la Sra. Romeralo, sí hay que apurar la copa, hay que alcanzar cuanto antes la democracia para Cuba. Ya basta de sacrificios.
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