Una aclaración a la pataleta de “Cuba de ellos”
Aunque presumo que resultará estéril intentar persuadir a “Cuba de ellos” de los errores que cometen en su estrategia "opositora" al régimen de La Habana, y digo errores como podría decir aciertos, dependiendo de a qué intereses realmente sirven, me atrevo nuevamente a pedirles que sus diatribas contra ese exilio, que ellos llaman “intransigente”, las construyan con una mejor base. Pues sus ataques se vuelven contra ellos como un bumerang. Mientras más dura resulte esa crítica inapropiada e injusta contra el exilio, más fuerte recibirán ellos el golpe que les propiciará la razón.
Entiendo que Henrik, uno de los firmantes de la carta al primer ministro sueco, esté tan entusiasmado con el panfleto que hasta le llame “documento histórico” pues es el reflejo de ese fuerte deseo interior de que la “historia los absuelva”, les viene en los genes. Lo que no entiendo es esa pataleta desmedida que han hecho por la negación de una multinacional norteamericana a venderle un ordenador a una empresa - que creía Dell - iba a ir destinado a una organización al servicio del régimen cubano. Yo al menos estaría contento de que así fuera, y en todo caso les intentaría aclarar que no iba a estar al servicio de la dictadura sino todo lo contrario, y seguro que no hubiese habido ningún problema.
Aquí en Madrid a mi me pasó algo parecido a mediados de los 90, y carecía aún de la doble nacionalidad. El banco Citibank me congeló mi cuenta, me imposibilitó hacer ingresos o extracciones en ella. Yo incluso era miembro de la FNCA desde 1992 y los pagos a ella estaban domiciliados en ese mismo banco. Aparte de una indignación inicial que sentí de no ser respetado en mis derechos, me alegró el saber que otras cuentas relacionadas con el gobierno cubano, también fueron congeladas. El tema fue solucionado con el diálogo, no hubo intransigencia por ninguna de las partes y todo aclarado y ambos felices.
Sin embargo, ustedes han hecho todo lo contrario, se han servido de una circunstancia y la han utilizado y reeditan cuantas veces pueden como argumento “opositor”, no contra la tiranía que sojuzga Cuba por medio siglo sino contra quienes nos han brindado siempre su ayuda, contra quienes nos han permitido tener una segunda patria, tan cubana o más que la de la isla. Yo al menos soy de los que piensa que la patria nunca estará donde el despotismo, yo elegí ser libre a vivir en un terreno secuestrado por un tirano, mi patria prefiero que sea la libertad.
Ustedes critican el embargo a Cuba, algo que me parece totalmente respetable, pero las razones que esgrimen no lo son tanto. Y el caso de Dell lo demuestra. Calculen la pataleta que habéis formado porque no les vendieron un ordenador. Se imaginan que el otro que compraron, vaya la policía sueca, entren en su casa, y se lo lleven. Se imaginan que aparte del ordenador se lleven también todas las propiedades vuestras: nevera, televisión, hasta la propia casa y el coche ¿Qué hubiesen hecho?
Dudo sinceramente que con la agresividad que demuestran en la dialéctica de enfrentamiento contra el exilio no os alcéis y hagáis una “guerrilla revolucionaria” en la montaña fría de Kebnekaise y hagáis vuestro propio Escambray o vuestra propia Sierra Maestra de ella. Seguro no seréis tan amables de irse a Noruega, exiliados, y pedirle al gobierno noruego que les brinda protección, luego del desfalco (hipotético) de la policía sueca, que presione a los suecos para impedir que trafiquen con unas propiedades vuestras. Ni que les permita nuevamente comprar una casa en Suecia, una nueva nevera o un nuevo ordenador, sin que al menos no cambie el régimen que propició la expropiación.
¿Comprendéis ya por qué la razón del embargo se explica simplemente con el sentido común, sin necesidad de entrar en otras consideraciones?
Entiendo que Henrik, uno de los firmantes de la carta al primer ministro sueco, esté tan entusiasmado con el panfleto que hasta le llame “documento histórico” pues es el reflejo de ese fuerte deseo interior de que la “historia los absuelva”, les viene en los genes. Lo que no entiendo es esa pataleta desmedida que han hecho por la negación de una multinacional norteamericana a venderle un ordenador a una empresa - que creía Dell - iba a ir destinado a una organización al servicio del régimen cubano. Yo al menos estaría contento de que así fuera, y en todo caso les intentaría aclarar que no iba a estar al servicio de la dictadura sino todo lo contrario, y seguro que no hubiese habido ningún problema.
Aquí en Madrid a mi me pasó algo parecido a mediados de los 90, y carecía aún de la doble nacionalidad. El banco Citibank me congeló mi cuenta, me imposibilitó hacer ingresos o extracciones en ella. Yo incluso era miembro de la FNCA desde 1992 y los pagos a ella estaban domiciliados en ese mismo banco. Aparte de una indignación inicial que sentí de no ser respetado en mis derechos, me alegró el saber que otras cuentas relacionadas con el gobierno cubano, también fueron congeladas. El tema fue solucionado con el diálogo, no hubo intransigencia por ninguna de las partes y todo aclarado y ambos felices.
Sin embargo, ustedes han hecho todo lo contrario, se han servido de una circunstancia y la han utilizado y reeditan cuantas veces pueden como argumento “opositor”, no contra la tiranía que sojuzga Cuba por medio siglo sino contra quienes nos han brindado siempre su ayuda, contra quienes nos han permitido tener una segunda patria, tan cubana o más que la de la isla. Yo al menos soy de los que piensa que la patria nunca estará donde el despotismo, yo elegí ser libre a vivir en un terreno secuestrado por un tirano, mi patria prefiero que sea la libertad.
Ustedes critican el embargo a Cuba, algo que me parece totalmente respetable, pero las razones que esgrimen no lo son tanto. Y el caso de Dell lo demuestra. Calculen la pataleta que habéis formado porque no les vendieron un ordenador. Se imaginan que el otro que compraron, vaya la policía sueca, entren en su casa, y se lo lleven. Se imaginan que aparte del ordenador se lleven también todas las propiedades vuestras: nevera, televisión, hasta la propia casa y el coche ¿Qué hubiesen hecho?
Dudo sinceramente que con la agresividad que demuestran en la dialéctica de enfrentamiento contra el exilio no os alcéis y hagáis una “guerrilla revolucionaria” en la montaña fría de Kebnekaise y hagáis vuestro propio Escambray o vuestra propia Sierra Maestra de ella. Seguro no seréis tan amables de irse a Noruega, exiliados, y pedirle al gobierno noruego que les brinda protección, luego del desfalco (hipotético) de la policía sueca, que presione a los suecos para impedir que trafiquen con unas propiedades vuestras. Ni que les permita nuevamente comprar una casa en Suecia, una nueva nevera o un nuevo ordenador, sin que al menos no cambie el régimen que propició la expropiación.
¿Comprendéis ya por qué la razón del embargo se explica simplemente con el sentido común, sin necesidad de entrar en otras consideraciones?
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