Wenceslao Cruz Blanco

Wenceslao Cruz Blanco

«La palabra no es para encubrir la verdad, sino para decirla.»

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miércoles, octubre 04, 2006

Chávez y la mezquita atacada

«El mundo no está amenazado por las malas personas, sino por aquellos que permiten la maldad»
Albert Einstein

Mezquita que sufrió el ataque de los chavistasEl asesinato cometido en la mezquita musulmana Sheik Ibrahim Bin Abdulaziz Al- Ibrahim, el pasado sábado 9 de septiembre en Caracas, es un reflejo de lo peligroso que puede resultar inculcar el odio. En este caso, las continuas declaraciones antisemitas del irresponsable presidente venezolano, llevaron a la muerte a Omar Medina, vigilante del centro religioso. El ataque, al parecer, fue resultado del "error" de un grupo de seguidores de Chávez que confundieron la mezquita con una sinagoga.

La turba de fanáticos chavistas que fueron convocados por el oficialismo en la avenida Bolívar se dirigió a las instalaciones religiosas y al grito de “¡Mueran los judíos!” atacaron la fachada con balas, alcanzando algunas de ellas al vigilante de 58 años de edad. Balas de odio que dejan a una viuda y tres huérfanas sin comprender el por qué de la muerte de su ser querido, un hombre amable y respetuoso, según los que le conocían.

No se conoce que Ahmadineyad mencionara el tema en su reciente visita a Caracas, es posible que ni tan siquiera fuera informado por su amigo venezolano. En cualquier caso un “error” de este tipo puede perdonársele a uno de los pocos mandatarios que defienden al régimen teocrático y terrorista de Irán. El chavismo puede atacar mezquitas siempre que haya pensado antes que eran sinagogas. El “protestómetro” árabe-islamista se mantuvo sin variación ante este acto de violencia, pero el Papa Benedicto XVI no puede hablar contra la violencia sin que se malinterpreten sus palabras y sean atacadas iglesias y asesinada una monja.

¿Tratará Chávez de evitar en el futuro situaciones como éstas?

Si sigue las instrucciones de su agonizante maestro cubano, Fidel Castro, es probable que no. Ambos ya conocen que el poder de las turbas organizadas para reprimir a los opositores políticos es más efectivo que un ejército. Los efectos de las acciones que hagan las turbas siempre eximirán a las instituciones gubernamentales de responsabilidad. Una acción violenta siempre será traducida por el oficialismo como una respuesta popular contra supuestos indeseables ciudadanos u oligárquicas organizaciones que no responden a intereses del pueblo venezolano.

A Chávez sólo le queda perfeccionar a esas turbas, darles un poco de mejor organización. Así evitarán confundir en el futuro una sinagoga con una mezquita. Pero sólo eso. Como buen aprendiz de tirano, el gobernante nunca condenará la violencia sino que la estimulará acompañándola de ese victimismo internacional crónico, donde continuamente critica a los Estados Unidos y a Israel e intenta con ello poner un velo a su propia naturaleza violenta. Dirá siempre que se defiende, mientras encarcela y elimina a cuanto venezolano cuestione su despotismo.

El ataque a la sinagoga “virtual” de Quebrada Honda, que resultó ser una mezquita, constituye un cruel ejemplo de cómo un mal puede regresar al origen. El origen no necesariamente quiere decir donde nace el mal sino donde se le tolera y hasta se le justifica. Ninguna institución islámica, hasta la fecha, ha condenado el ataque ni el asesinato de Omar Medina. Con ello se hacen cómplices y justifican la acción admitiendo que fue un “error”. Han mantenido el mismo silencio que mantienen cuando se atacan iglesias o sinagogas reales.