Estatua de Castro en Nueva York
El escritor italiano Secondo Tranquili decía que «la fama de muchos profetas descansa en la mala memoria de sus oyentes» lo que permite que pueda ocurrir una situación como la que se vivirá en Nueva York el próximo 8 de Noviembre. Una estatua de la cabeza de Fidel Castro de un tamaño proporcional a un hombre de 25 pies (7,75 metros) “adornará” el Central Park.
La estatua ha sido hecha por Daniel Edwards, y el propio creador ha desvelado en un video “promocional”, que no se había percatado, hasta ahora, de la admiración que se sentía por Castro en Harlem, donde es considerado como: «un gran campeón de los derechos humanos». Algo que presumo también es la opinión del artista.
Un artista que quiera homenajear a los judíos no creo que fuera lógico hiciera una estatua de Hitler. Pero, al parecer, el Sr. Edwards desconoce los miles de muertos que ha provocado Fidel Castro en Cuba, ni las continuadas y permanentes violaciones a los derechos humanos en el casi medio siglo que lleva oprimiendo a su pueblo; pues, si es un hombre sensato, no se permitiría hacer un arte con un objetivo tan cruel. Cruel sobre todo por lo que significa para las víctimas.
Tampoco el Sr. Edwards está muy al tanto de la historia de su propio país. Y desconoce que Castro estuvo muy cerca de acabar con la vida de millones de americanos, cuando se instalaron en Cuba los misiles nucleares rusos. También ignora que la magnitud de las expropiaciones y nacionalizaciones sin indemnización, que los ciudadanos de los Estados Unidos sufrieron en Cuba, nunca han sido superadas por ningún otro país.
Al menos podría quedar el consuelo que el Sr. Edwards no debe haber olvidado lo que pasó en Nueva York el 11 de Septiembre del 2001, pues si encuentra una comunidad de fanáticos que adoren al que provocó 3.000 muertos, podría caer en la tentación igualmente de hacerle una estatua a Bin Laden.
Pero las consecuencias de la ignorancia del Sr. Edwards y sus amigos de Harlem no deberían permitirlas los funcionarios públicos encargados de dar las licencias pertinentes para el establecimiento del monumento. Monumento muy desagradable y cruel para los familiares de decenas de miles de víctimas, entre ellas, ciudadanos norteamericanos. Tolerarlo es un insulto.
Muchos podrán pensar que impedir el insulto que representa omitir o tergiversar la verdad es ir contra la libertad. Pero la libertad nada tiene que ver con tolerar que una comunidad pisotee la memoria de tantas víctimas en un lugar público, aunque para ello lo intenten minimizar o disfrazar con el arte. Si quieren poner estatuas del dictador que la pongan en sus casas o en un lugar privado.
Si se permite el monumento a Castro en Central Park ¿qué impedirá la proliferación, en los lugares públicos de cualquier ciudad de los Estados Unidos, de estatuas a Pinochet, Mao, Hitler o Stalin, para complacer a otras comunidades que puedan sentir aprecio por tales y respectivos criminales?
La estatua ha sido hecha por Daniel Edwards, y el propio creador ha desvelado en un video “promocional”, que no se había percatado, hasta ahora, de la admiración que se sentía por Castro en Harlem, donde es considerado como: «un gran campeón de los derechos humanos». Algo que presumo también es la opinión del artista.
Un artista que quiera homenajear a los judíos no creo que fuera lógico hiciera una estatua de Hitler. Pero, al parecer, el Sr. Edwards desconoce los miles de muertos que ha provocado Fidel Castro en Cuba, ni las continuadas y permanentes violaciones a los derechos humanos en el casi medio siglo que lleva oprimiendo a su pueblo; pues, si es un hombre sensato, no se permitiría hacer un arte con un objetivo tan cruel. Cruel sobre todo por lo que significa para las víctimas.
Tampoco el Sr. Edwards está muy al tanto de la historia de su propio país. Y desconoce que Castro estuvo muy cerca de acabar con la vida de millones de americanos, cuando se instalaron en Cuba los misiles nucleares rusos. También ignora que la magnitud de las expropiaciones y nacionalizaciones sin indemnización, que los ciudadanos de los Estados Unidos sufrieron en Cuba, nunca han sido superadas por ningún otro país.
Al menos podría quedar el consuelo que el Sr. Edwards no debe haber olvidado lo que pasó en Nueva York el 11 de Septiembre del 2001, pues si encuentra una comunidad de fanáticos que adoren al que provocó 3.000 muertos, podría caer en la tentación igualmente de hacerle una estatua a Bin Laden.
Pero las consecuencias de la ignorancia del Sr. Edwards y sus amigos de Harlem no deberían permitirlas los funcionarios públicos encargados de dar las licencias pertinentes para el establecimiento del monumento. Monumento muy desagradable y cruel para los familiares de decenas de miles de víctimas, entre ellas, ciudadanos norteamericanos. Tolerarlo es un insulto.
Muchos podrán pensar que impedir el insulto que representa omitir o tergiversar la verdad es ir contra la libertad. Pero la libertad nada tiene que ver con tolerar que una comunidad pisotee la memoria de tantas víctimas en un lugar público, aunque para ello lo intenten minimizar o disfrazar con el arte. Si quieren poner estatuas del dictador que la pongan en sus casas o en un lugar privado.
Si se permite el monumento a Castro en Central Park ¿qué impedirá la proliferación, en los lugares públicos de cualquier ciudad de los Estados Unidos, de estatuas a Pinochet, Mao, Hitler o Stalin, para complacer a otras comunidades que puedan sentir aprecio por tales y respectivos criminales?
4 Comments:
De acuerdo contigo. Es una lástima que no incluyas en la lista de dictadores a Franco. ¿Será por que la derecha española tampoco quiere que se quiten las estatuas de Franco y no te puedes salir de ese discurso?
Por lo demás, muy bien todo.
Solamente en America!
Fraseando el autor anterir: "muy bien todo". Ya pronto tendremos la oportunidad de derribarla al igual que se hizo con la de Hussein.
Que les parece?
As a former member of the Koch Administration in New York City I feel that if this project goes forward it will be damaging to our present Mayor and to our City at large.
This initiative is an insult and an affront to all that New York City stands for. I'm sure there will be legal and other challenges to this project. We cannot condone this blatant act of disrespect for the human rights movement and traditions in New York City, the many New Yorkers who are here after fleeing all kinds of oppressive regimes and our own democratic heritage as personified by Mayors Fiorello LaGuardia, John Lindsay, Ed Koch, Rudy Giuliani and others.
Amnesty International and other human rights organizations have and presently condemn the brutal regime of Dictator Castro. To add injury to insult Dictator Castro has chosen to be an ally and supporter of many despotic and tyrannical regimes who advocate the extinction of the State of Israel and other democratic nations throughout the world.
I hope and expect that Mayor Bloomberg will condemn this initiative and as a democratically elected Mayor of our great City do everything in his power to stop it. We New Yorkers, both liberal and conservative, feel outraged, disgraced and ashamed by this act of defiance and provocation to those of us who uphold our democratic, human rights and freedom traditions here in New York.
I will write a letter to Mayors Koch, Giuliani and Bloomberg asking for their support in preventing this ignominious initiative from taking place.
Domingo Galdós, former Controller, The City of New York FFAS/DFTA, Ed Koch, Mayor.
¿Dónde están las voces del exilio? Le agradeceremos nos facilite la dirección postal y electrónica del Alcalde de New York para comenxar una campaña para oponernos a esto. La realidad es que algo así sucede solamente en Estados Unidos. Es una manifestación de libertad de expresión,pero el mismo derecho tenemos los demás a oponernos. ¡Y hagámoslo!
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