El olvido como solución al problema cubano
El gobernante venezolano, Hugo Chávez, aseguró que lo que padece el dictador cubano, Fidel Castro, es un derrame cerebral y no un cáncer terminal que ataca sus intestinos. Algo aparentemente diferente a lo que hasta ahora había dicho la prensa gubernamental cubana - y el propio Castro - en sus maquilladas intervenciones. Realmente hay poca contradicción en lo dicho por el dictadorzuelo venezolano. En Cuba nunca las decisiones políticas, económicas y sociales han sido tomadas con la cabeza, sino como decimos los cubanos: “de a cojones” - los del coma andante, por supuesto - y han sido tan catastróficos los resultados que parecen haberse pensado “con el culo”. Pero la desgracia cubana no se circunscribe solamente a las decisiones equivocadas del tirano, hay mucha sangre antes y durante esta situación que aún soportan los cubanos.
La cuestión principal que se avecina no es si Castro está enfermo, congelado, momificado o camino a serlo - realmente el tirano está ya acabado mental y físicamente -, lo que importa es como se enfrentará el futuro.
Si lo hacemos acompañados de la sensatez, no podríamos fijar las esperanzas en “reformas” que pueda hacer su hermano menor, sean estas económicas u otras. Es absurdo pensar que Raúl Castro, tan responsable como su hermano de la desgracia cubana, de los miles de torturados y asesinados, de millones de exiliados, pueda ser la solución. Si pensáramos por un momento en esta hipótesis como posible, estamos dando por sentado que procederemos al olvido y por tanto a la esperanza de hacer justicia.
Hacer justicia no es recurrir a la venganza, como tampoco es justo, que tras tanto sufrimiento, los responsables queden inmunes de sus crímenes en aras de una supuesta concordia nacional. Si las víctimas directas de la dictadura, a los que han fusilado hermanos, padres o hijos, a los que han sido torturados, a los que han sufrido largas penas de prisión, a los que han perdido familiares en el estrecho de la Florida huyendo de la dictadura o las miles de familias que han sido divididas y destrozadas por esa tiranía, están de acuerdo en desmemoriar la tragedia, entonces es posible confiar en los “cambios” del hermano “pequeño” del dictador.
Pero si los que piensan que la toma del poder por Raúl Castro traerá esperanzas, son los ex funcionarios de la dictadura, los que en algún momento tuvieron cierta responsabilidad por formar parte de los cuerpos represivos o de propaganda del régimen, no debemos confiar. Porque estos últimos lo que quieren también es borrar su pasado y su corresponsabilidad.
En Cuba hacen falta muchos derrames, necesitamos de mucha bondad, de mucho perdón, pero también de mucha justicia. Observemos pues, a quienes mendigan olvido a las víctimas de la dictadura, pues esos tienen el corazón de harapos y buscan de alguna forma que su mendicidad moral sea olvidada en el futuro.
La cuestión principal que se avecina no es si Castro está enfermo, congelado, momificado o camino a serlo - realmente el tirano está ya acabado mental y físicamente -, lo que importa es como se enfrentará el futuro.
Si lo hacemos acompañados de la sensatez, no podríamos fijar las esperanzas en “reformas” que pueda hacer su hermano menor, sean estas económicas u otras. Es absurdo pensar que Raúl Castro, tan responsable como su hermano de la desgracia cubana, de los miles de torturados y asesinados, de millones de exiliados, pueda ser la solución. Si pensáramos por un momento en esta hipótesis como posible, estamos dando por sentado que procederemos al olvido y por tanto a la esperanza de hacer justicia.
Hacer justicia no es recurrir a la venganza, como tampoco es justo, que tras tanto sufrimiento, los responsables queden inmunes de sus crímenes en aras de una supuesta concordia nacional. Si las víctimas directas de la dictadura, a los que han fusilado hermanos, padres o hijos, a los que han sido torturados, a los que han sufrido largas penas de prisión, a los que han perdido familiares en el estrecho de la Florida huyendo de la dictadura o las miles de familias que han sido divididas y destrozadas por esa tiranía, están de acuerdo en desmemoriar la tragedia, entonces es posible confiar en los “cambios” del hermano “pequeño” del dictador.
Pero si los que piensan que la toma del poder por Raúl Castro traerá esperanzas, son los ex funcionarios de la dictadura, los que en algún momento tuvieron cierta responsabilidad por formar parte de los cuerpos represivos o de propaganda del régimen, no debemos confiar. Porque estos últimos lo que quieren también es borrar su pasado y su corresponsabilidad.
En Cuba hacen falta muchos derrames, necesitamos de mucha bondad, de mucho perdón, pero también de mucha justicia. Observemos pues, a quienes mendigan olvido a las víctimas de la dictadura, pues esos tienen el corazón de harapos y buscan de alguna forma que su mendicidad moral sea olvidada en el futuro.
2 Comments:
tratar a chavez de dictador es ser ignorante de la realidad venezolana y es mas que todo insultar la inteligencia y la capacidad de analisis del pueblo venezolano, pero es normal de parte de todos aquellos que defienden el interes personal y los privilegios, y no el interes y la soberania de los pueblos, como siempre su dignidad ( si acaso eso tiene una significacion para ustedes ) no la entienden que como una cosa que se compra y vende, sera que no saben ver al ser humano como otra cosa que una mercancia?
un venezolano, Alejandro Russo
Envío la foto del artículo a varias personas. Saludos.
http://napoleon03.wordpress.com/
Publicar un comentario
<< Home