Un «Padre Nuestro» para Fidel Castro
Jesucristo dice «rogad por los que os persiguen» y así ha hecho la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC) quien llamó el viernes pasado a su feligresía a orar por la recuperación de Fidel Castro. La iglesia católica cubana, una de las más reprimidas por el régimen dictatorial cubano, cumple así con una interpretación consecuencia del quinto mandamiento: No Matarás.
Según explica el padre jesuita Jorge Loring1 en su libro Para Salvarte, el desear la muerte a sí mismo o a otro, es pecado grave, si se hace por odio2 o desesperación rebelde3, pero según el propio sacerdote no es odio a una persona odiar lo que hay de malvado en ella, o el mal que nos ha causado injustamente a nosotros o a otros.
Para Loring el mandato divino "No matarás" significa que nadie puede matar ni desear la muerte sin motivo y sin razón, pero hay circunstancias en las que hay una justificación y entre las que señala una que llama En Defensa Propia, entendida por el propio sacerdote como que se puede matar cuando alguien quiere matarnos injustamente, o hacernos un daño muy grave a nuestros bienes, equivalente a la vida; si no hay otro modo eficaz de defenderse.
Hay decenas de miles de víctimas mortales consecuencia directa de la dictadura que ha sufrido y aún soporta el pueblo cubano, y el desear una pronta recuperación del máximo responsable de masacres y atropellos que han sucedido y suceden en Cuba es como desear que ese mal se perpetúe. Tampoco desearle la muerte al tirano debe entenderse como una cuestión de venganza, algo que para los católicos no nos está permitido en ningún sentido, pero si como un deseo de que pare el sacrificio de sangre a que ha estado sometida Cuba durante tanto tiempo.
Aunque Castro sea reconocido como un presidente y no como un tirano por la mayor parte de la comunidad internacional no es razón suficiente para que la iglesia católica cubana, víctima (junto a millones de fieles) de ese tirano, no hubiese apagado una vez más su voz como en otras ocasiones lo ha hecho, o al menos dosificado, cuando quería evitar un aumento de la represión contra ella.
Al haber caridad y misericordia de la representación de la iglesia cubana para con el dictador cubano no puede haber caridad para con sus víctimas, para los miles de fusilados, para los cientos de presos políticos, para los miles de muertos y desaparecidos. La actitud más sensata que podría haber pedido la iglesia católica cubana es haberle solicitado a sus fieles rezaran un Padre Nuestro por Fidel Castro pero sobre todo para resaltar la parte que dice “....y líbranos del mal”. Amén.
1. El P. Jorge Loring, nació en Barcelona, pasó su juventud en Madrid y lo que tiene de jesuita es andaluz. Se ordenó sacerdote a los treinta y tres años. Su libro Para Salvarte ha tenido tal aceptación que ha superado largamente el millón de ejemplares (1.200.000) en España, sin contar las ediciones que se que se han hecho en Méjico, Ecuador, Perú y Chile. También se han hecho traducciones al inglés en Los Ángeles (California), al árabe en El Cairo, al hebreo en Jerusalén y al gujerati en la India. Hoy se está haciendo la traducción al ruso en Moscú.
2. Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2303
Según explica el padre jesuita Jorge Loring1 en su libro Para Salvarte, el desear la muerte a sí mismo o a otro, es pecado grave, si se hace por odio2 o desesperación rebelde3, pero según el propio sacerdote no es odio a una persona odiar lo que hay de malvado en ella, o el mal que nos ha causado injustamente a nosotros o a otros.
Para Loring el mandato divino "No matarás" significa que nadie puede matar ni desear la muerte sin motivo y sin razón, pero hay circunstancias en las que hay una justificación y entre las que señala una que llama En Defensa Propia, entendida por el propio sacerdote como que se puede matar cuando alguien quiere matarnos injustamente, o hacernos un daño muy grave a nuestros bienes, equivalente a la vida; si no hay otro modo eficaz de defenderse.
Hay decenas de miles de víctimas mortales consecuencia directa de la dictadura que ha sufrido y aún soporta el pueblo cubano, y el desear una pronta recuperación del máximo responsable de masacres y atropellos que han sucedido y suceden en Cuba es como desear que ese mal se perpetúe. Tampoco desearle la muerte al tirano debe entenderse como una cuestión de venganza, algo que para los católicos no nos está permitido en ningún sentido, pero si como un deseo de que pare el sacrificio de sangre a que ha estado sometida Cuba durante tanto tiempo.
Aunque Castro sea reconocido como un presidente y no como un tirano por la mayor parte de la comunidad internacional no es razón suficiente para que la iglesia católica cubana, víctima (junto a millones de fieles) de ese tirano, no hubiese apagado una vez más su voz como en otras ocasiones lo ha hecho, o al menos dosificado, cuando quería evitar un aumento de la represión contra ella.
Al haber caridad y misericordia de la representación de la iglesia cubana para con el dictador cubano no puede haber caridad para con sus víctimas, para los miles de fusilados, para los cientos de presos políticos, para los miles de muertos y desaparecidos. La actitud más sensata que podría haber pedido la iglesia católica cubana es haberle solicitado a sus fieles rezaran un Padre Nuestro por Fidel Castro pero sobre todo para resaltar la parte que dice “....y líbranos del mal”. Amén.
1. El P. Jorge Loring, nació en Barcelona, pasó su juventud en Madrid y lo que tiene de jesuita es andaluz. Se ordenó sacerdote a los treinta y tres años. Su libro Para Salvarte ha tenido tal aceptación que ha superado largamente el millón de ejemplares (1.200.000) en España, sin contar las ediciones que se que se han hecho en Méjico, Ecuador, Perú y Chile. También se han hecho traducciones al inglés en Los Ángeles (California), al árabe en El Cairo, al hebreo en Jerusalén y al gujerati en la India. Hoy se está haciendo la traducción al ruso en Moscú.
2. Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2303
3. Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2302
1 Comments:
Le felicito Sr. Cruz, en este su escrito refleja una vez más la serie de incongruencias con las que tenemos que comulgar (de mala gana) tento el pueblo cubano como los que hemos tenido que salir de nuestra amada patria. Sobre el tema en sí que nos pregunten a los que marchamos en el 60 y 61 en barcos llenos de sacerdotes que tuvieron que abandonar la Isla bajo todo tipo de amenazas e insultos. Así se escribe esta triste istoria
J.A.C.
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