Wenceslao Cruz Blanco

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sábado, mayo 08, 2004

El Informe de la Esperanza

Bush presentando la iniciativa para ayudar a una Cuba LibreLa Comisión de Ayuda a una Cuba Libre (Commission for Assistance to a Free Cuba), creada a principios del 2003 e inaugurada el 5 de diciembre del mismo año por el presidente Bush ha presentado su informe. La idea y objetivo principal de la iniciativa es la de acelerar la transición de Cuba hacia la democracia y la economía de libre mercado. El extensísimo informe de 458 paginas queda bien resumido en los primeros 42 folios. Al final de cada uno de los 6 Capítulos se reflejan las recomendaciones de la Comisión de las que Bush deberá elegir las que considera apropiadas.

La hoja informativa presentada el 6 de mayo pasado -por la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos- deja claros los objetivos principales de la política norteamericana con respecto a Cuba.

-- Acabar con la dictadura cruel y brutal;-- Ayudar al pueblo cubano en la transición a la democracia representativa; y-- Ayudar al pueblo cubano a establecer una economía de libre mercado.

Objetivos y deseos compartidos por los demás países y gobiernos democráticos.

La Comisión para cumplir estos objetivos fue encargada de buscar:

-- Modalidades nuevas para ayudar al pueblo cubano para acabar la dictadura; y

-- Elementos de un plan de ayuda dinámico, eficaz y decisivo para Cuba después de la dictadura.

Muchas democracias del hemisferio y del mundo harán caso al “pataleo” del viejo dictador y se unirán a las acusaciones de injerencia de EE.UU. en los asuntos internos de Cuba. Precisamente unos de las medidas que conlleva este informe -sugerida por el propio Presidente- es la de « proporcionar 5 millones de dólares para las iniciativas de diplomacia pública para difundir información en el extranjero sobre la política exterior de Estados Unidos, incluyendo los antecedentes de Castro con las violaciones de los derechos humanos, su acogida a terroristas, espionaje contra otros países y fomento para el derrocamiento de gobiernos elegidos democráticamente en América Latina, y otras acciones que suponen una amenaza a los intereses nacionales de Estados Unidos.» por lo que deberá quedar acotado a las democracias hipócritas o coaccionadas el hacerse eco de la “indignación” castrista.

Este informe evidentemente no debe ser tomado ni por el exilio cubano ni por la disidencia interna como una sustitución a los proyectos e iniciativas propiamente nacionales sino como un complemento necesario para un apoyo internacional a la causa cubana. Y lo deja bien claro el resumen brindado por la Secretaría de Estado cuando puntualiza:

-- La Comisión ha trabajado y lo seguirá haciendo con las partes interesadas para desarrollar recomendaciones para ayudar al pueblo cubano a recuperar las décadas perdidas durante los años de Castro.

-- Estas recomendaciones no son una receta para el futuro de Cuba, sino una indicación de la clase de ayuda que la comunidad internacional debería estar preparada para ofrecerle a una Cuba libre.

-- Estas recomendaciones servirán de base de un proceso de participación con otros países y organizaciones internacionales para asegurar que también estén preparados para ayudar a una Cuba libre.

En una democracia un gobierno intenta satisfacer a sus electores; pero, acusar simplonamente de electoralista esta nueva iniciativa sería menoscabar el esfuerzo de muchos cubanos del exilio. Sería quitarle fuerza a los que representan y sienten desde el congreso norteamericano –sean demócratas o republicanos- el deseo de libertad y democracia de los cubanos. Esta iniciativa debería ser consensuada y apoyada tanto por demócratas como por republicanos.

Un informe que defiende derechos elementales, violados por una dictadura, nunca puede ser considerado injerencista. La nacionalidad diferente de un amigo que nos presta ayuda, cuando más la necesitamos, no debe ser tomada en cuenta a no ser para llevarnos al convencimiento de que los derechos humanos carecen de fronteras.