Wenceslao Cruz Blanco

Wenceslao Cruz Blanco

«La palabra no es para encubrir la verdad, sino para decirla.»

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jueves, marzo 25, 2004

Los premios que maldice Castro

Poeta cubano Raul RiveroUn mes después de serle otorgado por la UNESCO, al escritor y periodista cubano Raúl Rivero, el Premio Mundial Guillermo Cano de Libertad de Prensa, las autoridades de Cuba expresan a través de su Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX), con intrigante retraso, un comunicado en que muestran su disgusto por la concesión del premio al intelectual condenado a 20 años por el sólo hecho de escribir y disentir de la línea oficial.

Las armas más temidas por Castro son las que podrían descubrirle internacionalmente como un auténtico falsificador de la triste realidad cubana. El reconocimiento internacional, a través de numerosos premios y distinciones – Premio Columnistas de El Mundo (España, 2003), Premio Libertad de Prensa de Reporteros Sin Fronteras (París, 1997), y mención honorífica del Premio María Moor Cabot, de la Universidad de Columbia (Nueva York, 1999) entre muchos otros–, que ostenta Raúl Rivero, lo hacen ser considerado por Castro como terrorista y mercenario al servicio de una potencia extranjera.

El dictador, a cuanto cubano haya osado contradecirle, lo acusa de ser agente del imperio. Para él, siempre ha sido más fácil extrapolar los problemas internos cubanos a un conflicto entre Cuba y EEUU, pues así pretende ocultar sus violaciones a los derechos humanos por la simpatía que genera, entre parte de la izquierda mundial, su antiamericanismo.

La nota de Exteriores, incluso, acusa al Sr. Matsuura de violar los Estatutos de la UNESCO al interferir emitiendo juicios de valor sobre un estado miembro. Quizás se refiera a las palabras que emitió en la entrega del premio «El premio es un homenaje al valiente compromiso que ha mantenido Raúl Rivero durante largos años con la información independiente, que constituye la esencia del periodismo profesional», añadiendo « Durante varios años, Rivero ha pagado un alto precio por ese compromiso y el Premio recompensa la lucha permanente de los periodistas en favor de la libertad de expresión, un componente fundamental de la democracia». Castro parece olvidar los juicios de valor de otro representante de la UNESCO, Mounir Bouchenaki, que se brindó para ser su “Abogado” ante el mundo, pero como sus juicios de valor le favorecían no se le ocurrió acusarlo.

De cualquier modo este premio es atribuido por el Director General de la UNESCO por recomendación de un jurado independiente compuesto por profesionales de los medios informativos del mundo entero. El Jurado, presidido por Oliver Clarke, incluye a los siguientes miembros: Kavi Chongkittavorn, jefe de redacción de The Nation (Tailandia); Souleymane Diallo, Director de Lynx y La Lance (Guinea); Kunda Dixit, jefe de redacción y editor de Nepali Times (Nepal); Yosri Fouda, Director adjunto de Al Jazeera Satellite Channel Ltd ; Valérie Gatabazi, Presidente de la Asociación Ruandesa de Mujeres Periodistas (Rwanda); María Carmen Gurruchaga Basurto, Directora de Primer Café de Antena 3 Televisión (España); Marvin Kalb, Senior Fellow, Shorenstein Center y Faculty Chair, Kennedy School of Government, (Estados Unidos); Guadalupe Mantilla de Acquaviva, Directora de El Comercio (Ecuador); el periodista Mohamed Larbi Messari (Marruecos); Arturas Racas, jefe de redacción del servicio económico de Baltic News Service (Lituania); Veton Surroi, editor y jefe de redacción de Koha Ditore (Kosovo) y dos representantes de la Fundación Guillermo Cano (Colombia).

Nuevamente, el dictador cubano, achaca a presiones de los EEUU la concesión de un premio a la disidencia cubana. No especifica ni concreta -como nunca ha hecho- el método de presión empleado para influir en una decisión a todas luces independiente, sobre todo por lo heterogéneo del Jurado. El Nobel de la Paz pronto será otorgado, y si se le concediera al disidente Osvaldo Payá (candidato), es muy posible un comunicado de similares características. No sería admisible que un premio concedido a personas y amigos como Arafat le sea concedido a un “terrorista” como Payá. Los premios a terroristas que firman con sangre no le repugnan tanto a Castro como los que firman con su pluma.