Wenceslao Cruz Blanco

Wenceslao Cruz Blanco

«La palabra no es para encubrir la verdad, sino para decirla.»

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martes, marzo 09, 2004

Oposición ¿moderada?

Castro saludando a Menoyo un «opositor moderado»Los conceptos o definiciones es importante tenerlos claros para entender los problemas desde un punto de vista objetivo. En el caso de Cuba seguimos notando errores por parte de la prensa internacional cuando se refieren a distintos aspectos de la realidad cubana. Cualquiera que entienda el concepto de “frío” sabrá que existe un antagónico que es “calor”, o el que comprenda la definición de “guerra” también comprenderá la de “paz”. En el problema cubano ¿A qué se refieren exactamente al decir “oposición moderada”? ¿Es que existe oposición violenta dentro de Cuba?.

Otra cosa podría ser que se refieran a una “oposición” moderada por el gobierno, pero eso haría que el calificativo de oposición sea incorrecto. La prensa internacional al igual que los cubanos somos víctimas de los éxitos mediáticos de Castro. El dictador ha puesto unos axiomas que hemos aceptado como correctos y de ahí partimos para generar todos los errores en la comprensión del difícil «teorema» o conflicto que aqueja por más de 45 años a los cubanos.
Existen muchas de estás definiciones erróneas, y en estos momentos la de llamar oposición moderada cuando solo existe una, nos lleva a cometer errores de análisis serios. Es que acaso no son moderados los cientos de presos políticos cubanos, los intelectuales u obreros, los hombres o las mujeres como Beatriz Roque. Es posible que los medios de comunicación quieran referirse -haciéndole inconscientemente el juego a Castro- al exilio como una oposición “violenta”, cuando solo quieren referirse a la facilidad que tienen –por disfrutar de libertad – de denunciar sin tapujos y sin adornos las violaciones constantes de los derechos humanos por parte de los hermanos Castro.

Cuando se utiliza la palabra exilio por parte de cierta prensa enseguida nos viene a la mente los “gusanos”, “la mafia de Miami” o “los traidores al servicio de una potencia imperialista”. Los exiliados son mucho menos que eso y a la vez mucho mas, son simplemente cubanos. Cometen y cometemos el error de no aclararlo cada vez que tenemos ocasión. Cuando nos dividen en cubanos violentos o cubanos moderados, en cubanos exiliados y cubanos dentro de Cuba, Castro logra su objetivo: Dividirnos ante el mundo en lo que no es divisible. Solo nos dividimos en tiranía y cubanos -o lo que es lo mismo- en verdugos y víctimas.

El régimen cubano hasta ahora ha sido violento de hecho, el cubano en libertad siempre lo ha sido de palabra aunque algunos quieran acusar por la violencia física de un solo individuo a todo un exilio (como el caso de Barbados). Hasta la fecha la violencia ha estado institucionalizada y ha partido siempre de los Castro. No solo contra el pueblo cubano–de adentro y afuera- sino que ha repartido violencia por todos los continentes. La guerra y la violencia siempre han sido los votos con lo que se ha reelegido en el poder el tirano. Hasta ha llegado a justificar el espionaje a una nación extranjera como un deber de protegerse de una supuesta violencia de sus con-nacionales para con él. Cuando debería simplemente defender su permanencia en el poder con las armas que hasta la fecha ha temido más. Armas que desearían utilizar los cubanos cada 4 años y que él aborrece y teme: Votos que le avalen o lo expulsen.

La dictadura cubana sigue encontrando por parte de algunos cubanos “colaboración” inconsciente al criticar las ayudas internacionales que reciben los cubanos del exterior para llevar la democracia a Cuba. Tal parece que aprueban las definiciones de base de la dictadura. No es correcto, ver el apoyo a los cubanos -que pueden recibirlo-, como una injerencia de un país en otro. Eso sería volvernos acusar, imitando las palabras de Castro, como agentes de una potencia extranjera. Tiene que doler ser desacreditado por cubanos que no tienen bien claro los conceptos, conceptos hábilmente creados y que nos perpetúan en divisiones inexistentes, nos eternizan en guerras dialécticas que nos alejan de la única guerra, o más bien, paz necesaria. Una paz deseable que es apoyada ya universalmente y es la consecución de los derechos fundamentales que se merecen los pueblos. De pueblos como el de Cuba sojuzgados por lo único violento: sus tiranos.