EE.UU. protege a Cuba
El artículo hace una extensa muestra de esas intervenciones «humanitarias» y del «respeto» que tienen los gobernantes latinoamericanos hacia su tiranía, haciendo excepciones por supuesto con «el despreciable llorón» que gobierna Uruguay y con el gobernante salvadoreño.
Es evidente la molestia con dos baluartes de su fracaso en Latinoamérica. Jorge Batlle de Uruguay fue el que presentó por primera vez desde Latinoamérica una resolución de condena a la tiranía en la ONU, aprobada y copatrocinada por 35 países, entre ellos muchos latinoamericanos. Y el Salvador, ahora viviendo en paz, y sin terrorismo “guerrillero” que Castro pueda apoyar, defiende el Tratado de Libre Comercio con EE.UU. A Castro, alguien que le diga que «el tratado de libre comercio con los Estados Unidos representa la oportunidad económica de prosperidad más importante de la región....» debe resultarle al menos incómodo, y eso es lo que ha dicho el presidente de El Salvador, Francisco Flores. Un Salvador que estuvo sumido en una guerra cruenta por 13 años, una guerra en la que Castro aportó asesoramiento, logística y muerte, se está ahora modernizando .
El editorial enfoca principalmente su verborrea en el subsecretario de Estado norteamericano Roger Noriega a quien insulta. Pero el escrito hace afirmaciones disfrazadas en preguntas como: «¿Quién es el culpable de los ríos en que uno a uno se van convirtiendo la mayoría de los pueblos de esta región, como consecuencia de una inmensa einsuperable deuda externa, el saqueo incesante, la pobreza, el desempleo, el hambre, el desastre sanitario y educacional, y las imposiciones del Fondo MonetarioInternacional? ¿Por qué el tonto de Noriega no habla una palabra del ALCA, es decir, la anexión que tratan de imponerles a los pueblos latinoamericanos y caribeños? ¿Quiénimpuso la globalización neoliberal?....» etc., etc.
Es difícil entender a Castro, por una parte justifica su deuda (también impagable), el hambre, la pobreza y el desastre sanitario y educacional de su propio pueblo debido a un embargo y no a su pésima gestión. Sus gastos en “defensa” son otra excusa, una “defensa” que abarcaba tropas en varios continentes y financiamiento a partidos y grupos terroristas reconocidos. Esa defensa pisando terrenos ajenos al suyo suele llamarle “ayuda internacionalista”.
Es incomprensible que el tirano siga empecinado en hacer presión internacional para que un país, que - por iniciativa propia, y como consecuencia de nacionalizaciones y expropiaciones ilegales- decidió en su día no comerciar más con él, vuelva a hacerlo. Sus preguntas llevan a otras ¿Con quitar el embargo, Castro quiere que comience “un saqueo”, como el que denuncia en Latinoamérica, a Cuba? ¿Quiere el dictador favorecer una anexión económica de Cuba a USA?. La respuesta nos lleva a un absurdo que invalida las afirmaciones del único sátrapa y llorón de Latinoamérica. Si Fidel Castro quiere comerciar con alguien tan malvado, y su “maldad” suele ir ligada a tratados comerciales, entonces el “diabólico” EE.UU. lo está protegiendo de comerciar con él.
¿Alguien sabe por qué entonces patalea Castro?.
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