Soy el Presidente de Iraq
Los hombres, que con gran determinación quitan la vida de otros, suelen ser los más cobardes. Tenemos ejemplos históricos: Fidel Castro supo entregarse pacíficamente al teniente Pedro Sarría Tartabull, que lo capturó luego de haber dirigido el asesinato de militares en un cuartel. No dudó más tarde, luego de ser amnistiado por el dictador Batista, en darle como nombre a su organización “26 de Julio”, fecha en que llevó a cabo el hecho. El hecho que le permitió saberse “gallina” y hacerse creer “gallardo”. Otro «valiente» cobarde fue Ernesto Guevara, que antes de verse atravesado por una bala boliviana le hizo saber a quien lo capturó que era el “Che” y valía mas vivo que muerto. Es probable que lo que induzca a los asesinos a cometer crímenes diste mucho de ser algo valiente. Tras ese “arrojo” se debe esconder un miedo atroz que se manifiesta cuando son capturados o reducidos.
¿Por qué ha de extrañarnos la cobardía de Sadam? El carnicero de Bagdad era valiente solo de boca y luego de su captura solo la utilizó para decir “Soy el presidente de Iraq” para evitar una granada y “Aaahh” para bien de su salud.
En los políticos también podemos encontrar valientes y cobardes. Suerte que esa cobardía solo cuesta un retraso - o una parada de 4 años- en el desarrollo de la sociedad que algunos confunden con su personal prosperidad. Ahí tenemos al «valiente» Maragall enfrentándose, con tal de presidir la Generalitat, a España y su Constitución. A Ibarretxe que ve como cada día pierde más apoyo de sus votantes y se ha visto seducido – eso si «valientemente»- a defender posturas de los terroristas de Euskadi.
Pero quien duda que los políticos más «valientes» de España son el señor Gaspar y Zapatero. Ese barbudito comunista que llega a decir que el problema de Iraq no es si está o no Sadam. La causa – según él - de tanta desdicha del pueblo iraquí, está en su «pérdida» de soberanía. Al menos, hay que reconocer, es valiente en hacer declaraciones mediocres y asqueantes. Al Sr. Zapatero, de tanto pedir “soberanía” para Iraq ya le piden soberanía en Cataluña, su «valentía» da más bien “lástima”, carece de poder real sobre su partido y su fecha de caducidad está en marzo.
¿Por qué ha de extrañarnos la cobardía de Sadam? El carnicero de Bagdad era valiente solo de boca y luego de su captura solo la utilizó para decir “Soy el presidente de Iraq” para evitar una granada y “Aaahh” para bien de su salud.
En los políticos también podemos encontrar valientes y cobardes. Suerte que esa cobardía solo cuesta un retraso - o una parada de 4 años- en el desarrollo de la sociedad que algunos confunden con su personal prosperidad. Ahí tenemos al «valiente» Maragall enfrentándose, con tal de presidir la Generalitat, a España y su Constitución. A Ibarretxe que ve como cada día pierde más apoyo de sus votantes y se ha visto seducido – eso si «valientemente»- a defender posturas de los terroristas de Euskadi.
Pero quien duda que los políticos más «valientes» de España son el señor Gaspar y Zapatero. Ese barbudito comunista que llega a decir que el problema de Iraq no es si está o no Sadam. La causa – según él - de tanta desdicha del pueblo iraquí, está en su «pérdida» de soberanía. Al menos, hay que reconocer, es valiente en hacer declaraciones mediocres y asqueantes. Al Sr. Zapatero, de tanto pedir “soberanía” para Iraq ya le piden soberanía en Cataluña, su «valentía» da más bien “lástima”, carece de poder real sobre su partido y su fecha de caducidad está en marzo.
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