Wenceslao Cruz Blanco

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«La palabra no es para encubrir la verdad, sino para decirla.»

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sábado, febrero 14, 2004

Víctor Harel ¿Provocador?

Embajador de Israel Víctor HarelUno de los artífices y precursor de la Europa actual, el Nóbel Willy Brandt, dijo que «Permitir una injusticia significa abrir el camino a todas las que le siguen» y de ello sigue siendo víctima el pueblo hebreo. El representante de la única nación democrática del medio oriente, el embajador israelí Víctor Harel, ha sido acusado por la Comisión Islámica de Melilla (CIM) de atentar contra la “convivencia” melillense por querer visitar a la comunidad Judía.

Es muy posible que los únicos que podrían alterar esa “convivencia” con esta –ya cancelada- visita, sean los mismos que la alteraron en septiembre del 2001 cuando fueron profanadas varias tumbas del cementerio Judío, atacada una iglesia y una sinagoga, y se hicieron pintadas favorables a Bin Laden, acciones que se atribuyeron a instigadores de la Asociación Islámica Badr. Asociación cuyo presidente es el financiero Abdelkader Mohamed Ali (ex eurodiputado de Izquierda Unida).

Esta Asociación que se ha desvinculado -por su extrema radicalidad- de la CIM, tiene un balance bastante negativo en cuanto a normas de convivencia se refiere, solo bastaría recordar la amenaza de insumisión a las leyes y normativas que se establecieron en España cuando la enfermedad de las vacas locas, chantajeando con provocar desordenes sociales. Este grupo, considerado próximo al fundamentalismo, representa a un 20% de la Comunidad de Melilla, cifra bastante elevada si se tiene en cuenta que los musulmanes representan casi un tercio de la población melillense.

La actitud de la CIM que, según el senador popular Carlos Benet, debe limitarse a defender los aspectos religiosos de la comunidad musulmana, puede que responda a presiones y chantajes de estos grupos fundamentalistas. La CIM debería entender que España no es un país que emite “Fatuas” contra embajadores y que esa comisión no debe ni puede arrogarse el derecho a declarar persona non grata a nadie.

La fuerza que están tomando las organizaciones musulmanas, muchas en concubinato con la extrema izquierda, deberían preocupar a las autoridades españolas y preguntarse sobre cuales son los intereses –ya no tan ocultos- que persiguen. Los españoles ya vemos, con pasmosa indiferencia, que estos grupos exijan una equiparación con la Iglesia católica, ni nos importa tan siquiera saber que la mayoría de los Imanes de las mezquitas sean pagados por el Ministerio Marroquí de Asuntos Islámicos y que juran fidelidad al rey alauí. Pero ¿estamos seguros que pararán ahí?. Ya vemos que no es así, las autoridades melillenses, por presión de la CIM, rechazaron recibir al Sr. Víctor Harel argumentando “problemas de agenda” aunque no tuvo esos “problemas”, el presidente autónomo Imbroda, en recibir a representantes de esa agrupación para escuchar o “alertarlo” de las consecuencias de la visita.

En Melilla se pueden ir viendo los frutos de adaptar la Sociedad española a los inmigrantes, y no promoviendo que sean los inmigrantes los que se adapten y convivan en una nueva cultura - receptiva, tolerante en demasía, y humana- sobre todo si la comparamos con las sociedades de donde ellos emigran. La difícil adaptación que supone una convivencia de culturas no debe llevarla completamente la Sociedad o Cultura que acoge, sino se seguirán cometiendo injusticias que no sólo se quedarán en casa dañándonos. Dejan huella, como en este caso, en las relaciones internacionales y que, cuando menos, deberían llevar aparejada una disculpa.