Wenceslao Cruz Blanco

Wenceslao Cruz Blanco

«La palabra no es para encubrir la verdad, sino para decirla.»

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sábado, febrero 11, 2006

La cosecha de Zapatero

Un presidente convencido de que ETA dejará las armas. Pues claro que las dejará si les das lo que quieren. Que listo nuestro PresidenteEl presidente del gobierno de España, Rodríguez Zapatero, ha asegurado que el fin de la banda terrorista ETA está cerca. Y para probarlo nos ilustra nuevamente con sus contradicciones. Su gobierno -y él mismo- continuamente desmiente que esté llevando una negociación secreta con la banda, pero cuando expresó «No tengo optimismo, sino convicción; se cosecha lo que se cultiva» ¿no debería aclararnos a qué se refiere exactamente? Si él ha cultivado esa hipotética Cosecha de Paz ¿cuál es el abono utilizado?

La docilidad que muestra el gobierno español hacia el terrorismo internacional, antes en Iraq y hoy en una Palestina gobernada por Hamas, o la comprensión a estados que han apoyado y apoyan el terrorismo internacional como el de Cuba, es la misma que aprovecha el terrorismo doméstico para sentirse optimista en el logro de sus objetivos políticos. Objetivos que sigue manteniendo irrenunciables: la “soberanía” y la “territorialidad”.

La lectura que hace ETA, y las organizaciones que la apoyan, del Estatut Catalán, como un acto secesionista y de independencia de España, son ilustrativas del tipo de cultivo que hace Zapatero y su gobierno.

Si la esperanza de los terroristas, su razón de existir, es satisfecha, es evidente que estamos ante la “paz”. Una “paz” que otros definirían como renuncia, rendición, pero que Zapatero, un auténtico revisionista de la semántica, llama “paz”. ETA debe sentirse eufórica, cómo no. Un gobierno que en cada intervención pública arremete contra el principal partido de la oposición, que representa a la mitad de los votantes españoles, con un lenguaje más agresivo que contra la propia banda terrorista o contra quienes la apoyan desde la ilegalidad, es un gobierno que pretende o cultiva algo.

Cosechar esa hipotética paz, abonando con ceses de fiscales que han luchado contra el terrorismo, como el caso del Fiscal Fungairiño, desde la aplicación de la Ley y de la Justicia, es como cultivar sin insecticidas. Olvidar a las víctimas de la organización terrorista es como sembrar en una tierra sin arar ¿cómo olvidar los cientos de muertos por la banda echando tierra simplemente sobre el recuerdo? No, no es justo, hay que remover el pasado, recordar la sangre de los asesinados por ETA, sangre que aún no ha sido dirimida por la justicia.

Un ejemplo de los frutos de la irresponsabilidad de estas transformaciones o "cultivos" del gobierno español lo tenemos en que hasta el asesino de Miguel Ángel Blanco, Gregorio Ordóñez y Fernando Múgica, entre otros, el etarra Francisco Javier García Gaztelu, alias "Txapote", prefiera cumplir su condena en España. Un claro ejemplo de que la cosecha cultivada por Zapatero sólo puede ser una cosecha de plagas.