Wenceslao Cruz Blanco

Wenceslao Cruz Blanco

«La palabra no es para encubrir la verdad, sino para decirla.»

José Martí­

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martes, agosto 29, 2006

Cuba y la carrera de sapos

Sabio sapito cubanoExiste un cuento sufí que habla de una carrera de sapos en un país de sapos y que tiene un mensaje parecido a una animación de Bruno Bozzetto, en el que un extraño y amorfo personajillo lucha por salir de unos límites al que otros se han adaptado como pueden, uno se ha dado a la bebida, otro “mira” el tiempo pasar, y así distintos personajes que caracterizan la despreocupación de unos, frente al tesón y la perseverancia de otro, que quiere ampliar su horizonte y disfrutar de libertad.

En el cuento de la carrera de sapos el objetivo era llegar a la cima de una gran torre, pero los participantes contaban con unos espectadores, que al ver ciertamente que la torre era muy alta, sólo salían palabras como “qué lástima, está muy alto, es muy difícil, no lo van a conseguir”. Así la mayoría de los sapitos desistieron, pero uno persistía, pese a todo, y continuaba subiendo en busca de la cima.

La situación actual de Cuba, con un dictador moribundo y alejado del poder, ha desatado las especulaciones sobre lo que será el futuro de la isla. La libertad y la democracia se han convertido en la elevada torre donde la mayoría de espectadores, unos nobles, pero embargados por el pesimismo de décadas de lucha infructuosa, y otros malvados, con el firme propósito de restar fuerzas a quien intente alcanzar ese objetivo, entorpecen las esperanzas de un futuro próspero y deseado para Cuba.

Entre los espectadores malvados están esos que se autodefinen de antianexionistas cuando la única anexión probable es la de ellos mismos a los “miedos” aprendidos e inculcados desde la tiranía. Son los que critican la ayuda de Estados Unidos porque creen que sería un compromiso sólo pagable con un futuro servilismo. Aunque sólo es la tergiversación que les da la excusa para fabricar la idea de una anexión que ellos necesitan. Por eso, poco difieren de las mismas tesis y propaganda del castrismo. Si continuamente se amenaza con la misma hipotética anexión con que se ha adoctrinado a la población cubana y se especula con intervenciones sin ningún fundamento, se entra en el mismo proceso de desinformación para inculcar temor, hacer perder las fuerzas, y no se alcance el objetivo.

Algunos nobles espectadores junto con algunos participantes de esta “carrera” por la democracia, también han caído en la misma dinámica. Dentro de la disidencia interna, criticar la ayuda y compromiso de los Estados Unidos para el futuro democrático de Cuba se ha convertido en una especie de salvoconducto para no ir a la cárcel y la manera de presumir de independientes, algo comprensible, pero no por ello cierto.

En el cuento de los sapos, finalmente el sapito “persistente” logró llegar a la cima, fue proclamado vencedor. Muchos se acercaron a felicitarlo pero sobre todo para preguntarle cómo había conseguido semejante proeza. La sorpresa fue mayúscula. El sapito era sordo.

La moraleja es evidente y se aplica muy bien a ese deseo, a ese objetivo, de alcanzar una Cuba democrática y libre por parte de todos los cubanos, es la manera de encararse a esos que se inventan posibles anexiones y producen nuevos miedos. Para lograrlo no debemos dar cabida a la inseguridad, no hay que temer: Sé siempre sordo cuando alguien duda de tus sueños.

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sábado, agosto 19, 2006

El chicle del Comandante

El Chicle del ComandanteLos discursos de Castro al pueblo cubano, los de sacrificio, los de rechazo a los productos "capitalistas", siempre han sido contrarios a su propia y enfermiza inclinación a consumirlos, pero mientras no se vea o sepa, todo estará bien. Los que algún día compartieron con el dictador conocen que sus vicios son aún más “secretos de estado” que su actual y delicada situación médica.

Hace escasos días el gobernante venezolano, su amigo personal, reveló una receta de una pócima que supuestamente Castro se prepara y llama «tsunami» y que consiste en «un 50 por ciento de avena, 25 por ciento de harina integral de centeno y el otro 25 por ciento de harina integral de trigo». Según Chávez se «combina todo eso y es una maravilla porque eso es pura fibra y eso limpia el estómago, todas las vías digestivas» y narró que Castro le hizo tomar la bebida en Argentina para mejorarlo de una dolencia gástrica, cuando ambos coincidieron el mes pasado en una cumbre.

Existe un producto que Fidel Castro siempre ha identificado con los Estados Unidos y que lo ha caracterizado como uno de los peores vicios del sistema capitalista y a cuyo boicot siempre se le ha sumado la izquierda más reaccionaria: el chicle. Castro incluso en un discurso del 28 de septiembre de 1960, recién llegado de New York empezó su cruzada contra él, lo atacaba entre aplausos diciendo «¡Malanga sí, chicle no!» Un poco después, el 23 de abril de 1961, volvía a expresar: «¡Nosotros somos un pueblo que no hablamos inglés, ni mucho menos; que no masticamos chicle, ni mucho menos!».

Al cubano sólo le quedó la posibilidad de consumir y cuidar con mimo al “capitalista” chicle cuando un familiar lo visitaba, o algún diplomático o funcionario gubernamental se atrevía a traerlo de un viaje al extranjero, con el consiguiente riesgo de que lo acusaran de “diversionismo ideológico”, si lo descubrían. Los niños cubanos si hacían que un chicle durara, lo ponían en el refrigerador (nevera) y cuando perdía su sabor a menta (o a fresa) se mezclaba con pasta dental para que su sabor fuera parecido al primer día.

La paradoja surge cuando recientes estudios han demostrado los beneficios de masticar la goma de mascar (chicle), y más beneficioso aún para pacientes operados de colon. Según los investigadores el masticar chicle acelera el retorno de la función intestinal y reduce en más de dos días el ingreso hospitalario. La razón al parecer estriba en que al masticarlo liberamos hormonas que activan el tracto gastrointestinal, o sea, como asegura el Dr. Michael Harris, cirujano de la facultad de medicina Mount Sinai de la ciudad de Nueva York: «estimula un reflejo neuronal y hormonal que ayuda a despertar el intestino»

Parece que el “tsunami” de Castro, con ingredientes imposibles de adquirir por la mayoría de los cubanos, no es tan efectivo para su recuperación como un “odiado” y simple chicle. Pero, ¿alguien podría asegurar que Castro ya no ha ejercitado su mandíbula con ese “vicio” capitalista?

Coca Cola, Adidas, Nike y hasta el “burgués” chicle junto a otras marcas “capitalistas” han sido disfrutados y se disfruta en la intimidad por Castro, su comité central, deportistas de élite, familia y allegados. Dentro de la cúpula de poder los ha habido más discretos y otros menos como el comandante Guillermo García Frias, que no le importaba mostrarse en público consumiendo cigarrillos americanos "More", sus preferidos. Los responsables de la tragedia cubana carecen de la ideología que han querido inculcar a los cubanos, sólo la utilizan como la herramienta imprescindible que les ha permitido parapetarse en el poder por 47 años. La salud de Castro es “secreto de estado” porque es el secreto de su intimidad, de sus “vicios”, de su mentira. No puede permitir se descubran imágenes diferentes a las del barbudo "íntegro" vestido de verde olivo. Ese es el peligro real del que se cuida para que la historia no lo absuelva como el tirano más cínico e hipócrita.

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domingo, agosto 13, 2006

Adidas, marca patrocinadora de la transición que se avecina

El hipócrita Comandante con los días contados¡Ya empezó la transición en Cuba! ¿Alguien lo duda? pues miren al Comandante en Jefe con un chándal marca Adidas, una de las marcas más boicoteadas por la izquierda más radical, la que más admira al gobernante cubano. Así, con ella puesta, ha reaparecido el dictador cubano ante los medios oficiales cubanos y que profusamente se ha divulgado por todo el mundo a través de los medios internacionales.

¿Aparte de una operación gastrointestinal fue sometido a la extirpación de la “conciencia social”, término muy utilizado por buena parte de la izquierda, esa que se autodenomina anti-consumista, anti-globalizadora, anti-capitalista y que ataca y llama a boicots contra las principales multinacionales y marcas norteamericanas y europeas?

Castro es uno de los tiranos que más valor le ha dado a lo simbólico. En muy contadas ocasiones ha aparecido en público con algo diferente a su habitual uniforme verde olivo, y siempre ha mantenido su barba, esa que prometió afeitarse sólo cuando el pueblo cubano fuera feliz, única promesa que ha cumplido tras 47 años con el poder absoluto.

¿Qué mensaje quiere dar con esa propaganda? Una publicidad por la que pagan a futbolistas como Beckham unos cuantos millones de euros y que él, al parecer, hace gratis ¿O fue un error? Si quería aparentar fortaleza y deportividad por qué no utilizar algún uniforme de algún equipo deportista cubano, uno que fuera “revolucionario”, no uno del “enemigo” capitalista.

Creativo para el embuste, y consumista acérrimo de productos capitalistas que no permite al cubano, ese es Castro. Fidel hasta ahora disfrutaba de las marcas y los productos de las multinacionales norteamericanas y europeas con mucha discreción. Adidas parece ser una de sus marcas preferidas. Quizás porque una de las características de la marca deportiva europea es poseer un espíritu innovador que la ha llevado al éxito, algo muy diferente a lo que ha logrado el dictador en 47 años para su pueblo, si alguna vez lo ha pretendido. Una de las recientes creaciones de la multinacional fue la de su primer calzado computarizado llamado "Adidas 1", es una zapatilla de tan sólo 40 gramos que tiene un microchip bajo el arco del pie, capaz de realizar cinco millones de cálculos por segundo para asegurarse de que no está demasiado suelta o apretada. Cada segundo, el sensor que se encuentra en el talón realiza una lectura del terreno y del ritmo que sigue el deportista, mientras que el chip lleva a cabo los consiguientes cálculos para ajustarlo al peso. Es, cómo señalan los responsables de la firma, el "primer zapato que puede pensar por sí mismo y hacer algo al respecto", algo que no le representa a Castro un problema mientras siga siendo un zapato y siempre esté “a sus pies”.

Realmente, no sería un mal consejo para los seguidores y responsables junto a los hermanos Castro de la desdicha cubana, siguieran el mismo ejemplo que su Jefe. Se provean de la mejor zapatilla y de la mejor ropa deportiva para correr con confianza. Si la esperanza se transforma en hecho y si es la justicia y no el olvido, la libertad y no el engaño, lo que se prevé ocurra tras la muerte del dictador y sobre todo, tras comprobarse la incapacidad de su hermano menor de asumir el poder, es mejor ya vayan pidiéndole visa a Chávez, Zapatero, y demás amigos, para no afrontar las consecuencias de una Cuba que regresará a la democracia pronto.

Castro vistiéndose con la marca Adidas muere ideológicamente, por lo menos para los que aún pensaban tenía alguna, y para los que defienden los boicots contra las grandes multinacionales. La mentira y el cinismo al descubierto por un error de sus asesores de imagen (si tiene alguno) y de él mismo, lo hacen morir a ojos de muchos de sus antiguos y extremistas seguidores. Una primera muerte que anuncia la definitiva y esperanzadora.

Mientras, ahí está, en una habitación acondicionada, y con todas las comodidades que le ha negado a su pueblo, el ejemplo para cientos de miles de luchadores anticapitalistas, el ejemplo de terroristas con ideología de izquierdas, el héroe que mejor los representa, el que mueve a algunos intelectuales a firmar y pedir con lágrimas por su salud. Lágrimas que sólo pueden correr por cloacas apestosas de podredumbre moral. Una lágrima por un tirano es eso, una defecación. Las lágrimas puras y limpias que siempre sobrarán para las víctimas nunca saldrán por un asesino.

PD: Falta un buen consejo para los máximos responsables de tanta injusticia que ha soportado y soportan los cubanos: tengan baterías de litio de repuesto, pues las que llevan las zapatillas Adidas se agotan a las 100 horas de uso.

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viernes, agosto 11, 2006

Batallas de la Paz

José MartíEn un artículo publicado el 18 de marzo de 1883 en el diario bonaerense La Nación, el apóstol cubano José Martí escribió «No hay tirano que afronte a un pueblo en pie. Los pueblos dormidos, invitan a sentarse sobre su lomo, y a probar el látigo y la espuela en sus ijares». El escrito hablaba sobre las elecciones norteamericanas y se titulaba “Batallas de la paz”.

Tras casi medio siglo de un solo y cruel jinete clavando sus espuelas en nuestros ijares es comprensible nuestro alivio cuando vemos que se va apagando y muriendo la maldad del tirano. Los que se fueron antes de que el látigo constante y doblegador se llevara el alma y el espíritu que necesita un individuo, para que su dignidad no quede irreparablemente comprometida con el despotismo, es normal lo celebren. El exilio cubano, es eso, expresión auténtica de libertad, no condicionada por las espuelas ni los látigos a que están sometidos sus hermanos de la isla.

Es injusto ver a los exiliados cubanos como desalmados por desearle la muerte a un ser humano, pues precisamente alma es lo que les sobra. La muerte de Castro o su agravamiento se festeja como cuando uno se recupera de una enfermedad, y la de Cuba es una enfermedad que dura ya muchas décadas. Quienes no se alegran y desean que la enfermedad retorne a la nación cubana si deben considerarse los desalmados y crueles.

Cuesta creerme que lo “políticamente correcto” es comportarse como un auténtico hipócrita. Es como tomarme una cucharada de sal y poner la cara del que ha tomado un terrón de azúcar, imposible. Si hay quien puede hacerlo no hay duda que posee un autocontrol elogiable, pero una hipocresía que anula una virtud mayor: la sinceridad.

Y sí, es verdad que muchas veces la política y la sinceridad no suelen ir de la mano, pero cuando la política tampoco va de la mano de los que sufren, y éstos solamente son utilizados como simple estrategia de posicionamiento para un hipotético futuro, no sólo se es hipócrita, se es cómplice. En la desgracia cubana no han sido tan responsables los autores del secuestro de los derechos y libertades como los que lo han tolerado o han mirado a otro lado. Esos, con su actitud, son los que permiten y han permitido esa infamia por tanto tiempo.

Cuba estará más cerca de su cura, no cuando muera Castro, ni su dinastía. Cuba sólo será libre cuando cada individuo tenga la oportunidad de decidir libremente, sin coacción y mediante voto directo a sus representantes. Y entonces, podremos repetir para nuestra Patria lo que dijo José Martí sobre las elecciones norteamericanas en 1883 «Fue el alarde admirable de un pueblo reflexivo. Fue mar salido de madre. Fue hecho glorioso ¡Bienaventurada la tierra donde se libran las batallas de la paz!»

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lunes, agosto 07, 2006

El Fidel Castro que yo conozco

Castro disfrutando de los placeres que prohíbe a los cubanosLos dictadores siempre cuentan con quien les escriba favorablemente, pero pocos han contado con la sumisión de un excelente escritor como Gabriel García Márquez. Pero, como una palabra escrita con excelencia no es sinónimo de verdad, se me hace imprescindible rectificar párrafo a párrafo, línea a línea, las mentiras y la adulación sin fundamento del Nobel. Es conocido que García Márquez es un estrecho amigo de Castro y como tal ha compartido, conoce sus más íntimos secretos, incluso los más inconfesables. La visión que tiene el Nobel del dictador cubano no puede ser que sinceramente la sostenga una mente tan brillante. Por mucho que haya disfrutado con su comandante los placeres de la vida y poco o nada conozca del sufrimiento del cubano de a pie, es imposible que al escribir de esa forma su adoración por Fidel Castro, no tenga un conflicto moral que provoque lástima. Su espiritualidad, luego de leer su escrito, se me hace nula o negativa por tanta inexactitud y mentiras, y estoy convencido que no pueden ser dichas desde la ignorancia sino más bien desde la desvergüenza y la bajeza moral de un ser humano. Por eso se hace necesaria una "brevísima" pero justa rectificación como cubano y no como turista o amigo de un tirano.

Por Gabriel García Márquez
Rectificación imprescindible, por Wenceslao Cruz Blanco

SU devoción por la palabra. Su poder de seducción. Va a buscar los problemas donde estén. Los ímpetus de la inspiración son propios de su estilo. Los libros reflejan muy bien la amplitud de sus gustos. Dejó de fumar para tener la autoridad moral para combatir el tabaquismo. Le gusta preparar las recetas de cocina con una especie de fervor científico. Se mantiene en excelentes condiciones físicas con varias horas de gimnasia diaria y de natación frecuente. Paciencia invencible. Disciplina férrea. La fuerza de la imaginación lo arrastra a los imprevistos. Tan importante como aprender a trabajar es aprender a descansar.

SU devoción por la palabra propia y su poco respeto a la ajena. Su poder de imposición. Busca los problemas donde no los hay. Su estilo se inspira en la más rancia demagogia. Entre sus libros de cabecera sigue su preferido “Mein Kampf” (Mi Lucha) de Adolf Hitler. Le prohibió al cubano fumar el mejor tabaco (puro) del mundo para destinarlo todo a la exportación. Es quien dice que puede y lo que no puede comer por más de 47 años al pueblo cubano mediante una libreta de racionamiento. Se babea, se tropieza, chochea y da con total arrogancia sus propios partes médicos. Ira frecuente. Exige sacrificios. Su imaginación la confunde con la realidad. Mientras les impone “domingos rojos” a los cubanos se va de pesca en su “Blue Bird” (yate privado de 3 plantas) junto a su mejor amigo, García Márquez.

Fatigado de conversar, descansa conversando. Escribe bien y le gusta hacerlo. El mayor estímulo de su vida es la emoción al riesgo. La tribuna de improvisador parece ser su medio ecológico perfecto. Empieza siempre con voz casi inaudible, con un rumbo incierto, pero aprovecha cualquier destello para ir ganando terreno, palmo a palmo, hasta que da una especie de gran zarpazo y se apodera de la audiencia. Es la inspiración: el estado de gracia irresistible y deslumbrante, que sólo niegan quienes no han tenido la gloria de vivirlo. Es el antidogmático por excelencia.

Dialoga haciendo monólogos. “La Historia Me Absolverá” fue la única y monótona obra literaria que se le atribuye, donde vagamente plagió el discurso de Hitler en Munich de febrero de 1924 aunque algunos que lo conocieron aseguran que fue redactado por el Dr. Jorge Mañach. El mayor estímulo de su vida es el poder y no le importó en su juventud dispararle por la espalda a Leonel Gómez por ser un contrincante político, prefiere arriesgar la vida ajena a la propia. Su medio ecológico perfecto es donde no haya una voz discordante a la suya. Obliga a los cubanos a ir a sus discursos, los saca de los centros de trabajos y de las escuelas y si es domingo los moviliza desde los CDR presentes en cada calle cubana. Es la pura demagogia: el estado de quien utiliza la mentira como la luz de los atrapamoscas, sólo trae oscuridad y muerte, que sólo niegan quienes no han tenido la desgracia de sufrirlo. Es el dogmático por excelencia.

José Martí es su autor de cabecera y ha tenido el talento de incorporar su ideario al torrente sanguíneo de una revolución marxista. La esencia de su propio pensamiento podría estar en la certidumbre de que hacer trabajo de masas es fundamentalmente ocuparse de los individuos.

Primo de Rivera, Adolf Hitler y Stalin son sus autores de cabecera y ha incorporado sus técnicas de poder y represión para mantenerse en el poder por medio siglo. La esencia de su propio pensamiento es estar en la certidumbre de que quitarle la libertad a los individuos es la garantía de su permanencia en el poder.

Esto podría explicar su confianza absoluta en el contacto directo. Tiene un idioma para cada ocasión y un modo distinto de persuasión según los distintos interlocutores. Sabe situarse en el nivel de cada uno y dispone de una información vasta y variada que le permite moverse con facilidad en cualquier medio. Una cosa se sabe con seguridad: esté donde esté, como esté y con quien esté, Fidel Castro está allí para ganar. Su actitud ante la derrota, aun en los actos mínimos de la vida cotidiana, parece obedecer a una lógica privada: ni siquiera la admite, y no tiene un minuto de sosiego mientras no logra invertir los términos y convertirla en victoria. Nadie puede ser más obsesivo que él cuando se ha propuesto llegar a fondo a cualquier cosa. No hay un proyecto colosal o milimétrico, en el que no se empeñe con una pasión encarnizada. Y en especial si tiene que enfrentarse a la adversidad. Nunca como entonces parece de mejor talante, de mejor humor. Alguien que cree conocerlo bien le dijo: Las cosas deben andar muy mal, porque usted está rozagante.

Esto podría explicar su confianza absoluta en la efectividad de asesinatos y masacres como las del Remolcador “13 de Marzo” o la de Hermanos al Rescate. Aunque habla sólo el idioma de los hipócritas, tiene acólitos, entiéndase comunistas, grupos terroristas y demás grupos y partidos internacionales afines. Su narcisismo sólo le permite situarse por encima del otro y sólo admite preguntas primeramente filtradas que le permitan sentirse seguro. Una cosa se sabe con seguridad: Fidel Castro sólo estará donde le vitoreen, sólo estará con quien le adule. Nunca admite derrotas, pues su único fin es mantenerse en el poder y eso lo ha logrado con sobresaliente. Esa ha sido, es y será su única obsesión. Se inventa enemigos para tener un discurso que justifique su incapacidad para lograr algo. Es cuando se siente realizado. La gran mayoría del pueblo cubano que lo sufre por 47 años dice de él que es un tirano.

Las reiteraciones son uno de sus modos de trabajar. Ej.: El tema de la deuda externa de América Latina, había aparecido por primera vez en sus conversaciones desde hacía unos dos años, y había ido evolucionando, ramificándose, profundizándose. Lo primero que dijo, como una simple conclusión aritmética, era que la deuda era impagable. Después aparecieron los hallazgos escalonados: Las repercusiones de la deuda en la economía de los países, su impacto político y social, su influencia decisiva en las relaciones internacionales, su importancia providencial para una política unitaria de América Latina... hasta lograr una visión totalizadora, la que expuso en una reunión internacional convocada al efecto y que el tiempo se ha encargado de demostrar.

Es un cínico. Mientras alienta a otros que no paguen su deuda externa y critica el comercio de América Latina con los Estados Unidos, el paga la suya al contado y pide le permitan comerciar con quien él expropio y al que considera su enemigo. Su deuda si es impagable con la antigua URSS pero más impagable la que tiene con su propio pueblo, a quien ha traicionado y humillado.

Su más rara virtud de político es esa facultad de vislumbrar la evolución de un hecho hasta sus consecuencias remotas... pero esa facultad no la ejerce por iluminación, sino como resultado de un raciocinio arduo y tenaz. Su auxiliar supremo es la memoria y la usa hasta el abuso para sustentar discursos o charlas privadas con raciocinios abrumadores y operaciones aritméticas de una rapidez increíble.

Su más extraña virtud es haber logrado que, aún después de décadas en el poder de forma tiránica, hasta la jerarquía católica de la isla pierda la memoria y rece por la propia recuperación de quien le ha reprimido, le ha expropiado escuelas (algunas convertidas en el centro más importante donde se efectúan torturas como el centro de seminaristas de los Hermanos Maristas) y demás propiedades, obligó al exilio a decenas de sacerdotes y millones de fieles, y eso sin tener en cuenta las vidas que aún siguen perdiéndose de cubanos que en su desesperación siguen echándose al mar en busca de una libertad negada por tanto tiempo.

Requiere el auxilio de una información incesante, bien masticada y digerida. Su tarea de acumulación informativa principia desde que despierta. Desayuna con no menos de 200 páginas de noticias del mundo entero. Durante el día le hacen llegar informaciones urgentes donde esté, calcula que cada día tiene que leer unos 50 documentos, a eso hay que agregar los informes de los servicios oficiales y de sus visitantes y todo cuanto pueda interesar a su curiosidad infinita.

Está al tanto de sus organismos represivos que le proporcionan la seguridad que necesita. Su aparato represivo la integran las llamadas organizaciones de masas que registran de forma incesante y detallada toda la información de cada ciudadano, sus hábitos, sus amistades, quien le visita, con quien del exterior establece correspondencia.

Las respuestas tienen que ser exactas, pues es capaz de descubrir la mínima contradicción de una frase casual. Otra fuente de vital información son los libros. Es un lector voraz. Nadie se explica cómo le alcanza el tiempo ni de qué método se sirve para leer tanto y con tanta rapidez, aunque él insiste en que no tiene ninguno en especial. Muchas veces se ha llevado un libro en la madrugada y a la mañana siguiente lo comenta. Lee el inglés pero no lo habla. Prefiere leer en castellano y a cualquier hora está dispuesto a leer un papel con letra que le caiga en las manos. Es lector habitual de temas económicos e históricos. Es un buen lector de literatura y la sigue con atención.

Su actuar está tan lleno de contradicciones con lo que expresa que es difícil ver equivocación o ignorancia donde sólo habita el cinismo y la hipocresía. Le tiene tanto miedo a la información libre que encarcela por décadas a periodistas independientes o a quienes distribuyen libros que para él son lecturas apócrifas para su evangelio de despotismo y entre las que se encuentra la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Tiene la costumbre de los interrogatorios rápidos. Preguntas sucesivas que él hace en ráfagas instantáneas hasta descubrir el por qué del por qué del por qué final. Cuando un visitante de América Latina le dio un dato apresurado sobre el consumo de arroz de sus compatriotas, él hizo sus cálculos mentales y dijo: Qué raro, que cada uno se come cuatro libras de arroz al día. Su táctica maestra es preguntar sobre cosas que sabe, para confirmar sus datos. Y en algunos casos para medir el calibre de su interlocutor, y tratarlo en consecuencia.

Tiene la costumbre de ir por lo seguro. Sólo pregunta cosas que leyó horas antes o conoce, para así agregar algo nuevo y alimentar su ego narcisista. Elige a sus interlocutores y se convierte en su profesor. Todavía está en el recuerdo como “instruía” al director del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología de Cuba, el doctor José Rubiera, durante el paso de un devastador ciclón que pasaba por Cuba.

No pierde ocasión de informarse. Durante la guerra de Angola describió una batalla con tal minuciosidad en una recepción oficial, que costó trabajo convencer a un diplomático europeo de que Fidel Castro no había participado en ella. El relato que hizo de la captura y asesinato del Che, el que hizo del asalto de la Moneda y de la muerte de Salvador Allende o el que hizo de los estragos del ciclón Flora, eran grandes reportajes hablados.

Ha intervenido militarmente en conflictos internacionales, entre los que destacó la guerra de Angola por los miles de jóvenes reclutas cubanos que perdieron la vida. La poca importancia que le da la a la vida ajena, la facilidad con la que la expone, contrasta con la aparatosa escolta que lo acompaña a cada sitio que visita. Su implicación sospechada en la captura del Che y, según recientes declaraciones de ex agentes cubanos, en la muerte de Salvador Allende, no le ha impedido en ningún momento utilizarlos para su propaganda internacional para convertir en ídolos, a simples asesinos y cobardes.

Su visión de América Latina en el porvenir, es la misma de Bolívar y Martí, una comunidad integral y autónoma, capaz de mover el destino del mundo. El país del cual sabe más después de Cuba, es Estados Unidos. Conoce a fondo la índole de su gente, sus estructuras de poder, las segundas intenciones de sus gobiernos, y esto le ha ayudado a sortear la tormenta incesante del bloqueo.

Siempre ha intentado exportar su sistema a toda América Latina por la fuerza y el terrorismo. La creación de la Tricontinental fue la plataforma desde donde se formaron las narcoguerrillas que aún azotan Colombia o las que sufrieron en el Salvador, Guatemala y demás países latinoamericanos. Se ha vendido y ha sido aceptado por la mayor parte de la comunidad internacional como un gobierno víctima y sólo ha sido el más cruel victimario de su propio pueblo.

En una entrevista de varias horas, se detiene en cada tema, se aventura por sus vericuetos menos pensados sin descuidar jamás la precisión, consciente de que una solapalabra mal usada puede causar estragos irreparables. Jamás ha rehusado contestar ninguna pregunta, por provocadora que sea, ni ha perdido nunca la paciencia. Sobre losque le escamotean la verdad por no causarle más preocupaciones de las que tiene: El lo sabe. A un funcionario que lo hizo le dijo: Me ocultan verdades por no inquietarme,pero cuando por fin las descubra me moriré por la impresión de enfrentarme a tantas verdades que han dejado de decirme. Las más graves, sin embargo, son las verdades quese le ocultan para encubrir deficiencias, pues al lado de los enormes logros que sustentan la Revolución los logros políticos, científicos, deportivos, culturales, hay unaincompetencia burocrática colosal que afecta a casi todos los órdenes de la vida diaria, y en especial a la felicidad doméstica.

Siempre exige a los periodistas oficialistas cubanos las preguntas que le van a hacer previamente, sobre todo si van a ser expresadas en directo. Es irascible con enorme facilidad. Le encanta oírse a sí mismo y nadie se atreve a contradecirle, pues sabe que pesa en ellos la defenestración y el ostracismo para quien se atreva, como ocurrió con el ministro de la industria azucarera cubana Orlando Borrego Díaz, persona muy cercana al Ché que se atrevió a cuestionar y advertir del fracaso de la llamada zafra de los 10 millones.

Cuando habla con la gente de la calle, la conversación recobra la expresividad y la franqueza cruda de los afectos reales. Lo llaman: Fidel. Lo rodean sin riesgos, lo tutean, le discuten, lo contradicen, le reclaman, con un canal de transmisión inmediata por donde circula la verdad a borbotones. Es entonces que se descubre al ser humano insólito, que el resplandor de su propia imagen no deja ver. Este es el Fidel Castro que creo conocer: Un hombre de costumbres austeras e ilusiones insaciables, con una educación formal a la antigua, de palabras cautelosas y modales tenues e incapaz de concebir ninguna idea que no sea descomunal.

Le encanta darse baño de masas para los que despliega un potente dispositivo de seguridad y prensa oficial que retransmitirá en diferido por si se presenta algún inconveniente. Son llevados a su presencia trabajadores destacados o chivatos como pago por los servicios “revolucionarios”, o sea a él. Las costumbres austeras de Castro van desde tener decenas de mansiones en Cuba, yates hasta una buena mesa con un buen vino de cientos de dólares y langostas y peces que le costarían a un sencillo trabajador cubano años de prisión. Numerosas sentencias con largos periodos de cárcel ha habido en Cuba por poseer una libra de langosta o camarón, aún cuando hayan sido obtenida por medios rudimentarios propios.

Sueña con que sus científicos encuentren la medicina final contra el cáncer y ha creado una política exterior de potencia mundial, en una isla 84 veces más pequeña que su enemigo principal. Tiene la convicción de que el logro mayor del ser humano es la buena formación de su conciencia y que los estímulos morales, más que los materiales, son capaces de cambiar el mundo y empujar la historia.

Le tiene tanto miedo a la muerte que creó el Club de los 120 años donde analiza la longevidad de quienes vivieron mayormente sus vidas con otro sistema socio-económico y político, pues los que hayan nacido con la libreta de racionamiento comunista es muy poco probable alcancen cotas de edad elevadas. A bombo y platillo hace una propaganda de una atención médica y medicamentos milagrosos a las que su pueblo no tiene acceso. Existen farmacias para cubanos y farmacias para extranjeros. Evidentemente las de extranjeros no falta nada, pero las destinadas al cubano carecen de todo, están vacías. A un cubano le ocasiona más dolor de cabeza conseguir comprar una simple aspirina que sufrir estoicamente un ataque de migraña fuerte. Para Castro es imprescindible que existan los estímulos fáciles y hasta vacíos y les llame morales ¿Es que acaso otra cosa puede dar un sistema que se ha demostrado ineficaz para crear bienes materiales? Eso sí, es el sistema idóneo para garantizar una larga permanencia en el poder a los de espíritu caudillista.

Lo he oído en sus escasas horas de añoranza a la vida, evocar las cosas que hubiera podido hacer de otro modo para ganarle más tiempo a la vida. Al verlo muy abrumado por el peso de tantos destinos ajenos, le pregunté qué era lo que más quisiera hacer en este mundo, y me contestó de inmediato: pararme en una esquina.

Tanto mal le ha hecho Castro a su pueblo que no sabe donde sacar la valentía necesaria para pararse en una esquina si no va acompañado de su armamento pesado y su escolta. Tantas promesas incumplidas pesan sobre sus hombros, tantas traiciones, tantas vidas inocentes que sólo los escritores de la excelencia literaria de García Márquez pero con igual proporción de escasez moral lo pueden tener de amigo.

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sábado, agosto 05, 2006

Un «Padre Nuestro» para Fidel Castro

...y líbranos del mal. AménJesucristo dice «rogad por los que os persiguen» y así ha hecho la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC) quien llamó el viernes pasado a su feligresía a orar por la recuperación de Fidel Castro. La iglesia católica cubana, una de las más reprimidas por el régimen dictatorial cubano, cumple así con una interpretación consecuencia del quinto mandamiento: No Matarás.

Según explica el padre jesuita Jorge Loring1 en su libro Para Salvarte, el desear la muerte a sí mismo o a otro, es pecado grave, si se hace por odio2 o desesperación rebelde3, pero según el propio sacerdote no es odio a una persona odiar lo que hay de malvado en ella, o el mal que nos ha causado injustamente a nosotros o a otros.

Para Loring el mandato divino "No matarás" significa que nadie puede matar ni desear la muerte sin motivo y sin razón, pero hay circunstancias en las que hay una justificación y entre las que señala una que llama En Defensa Propia, entendida por el propio sacerdote como que se puede matar cuando alguien quiere matarnos injustamente, o hacernos un daño muy grave a nuestros bienes, equivalente a la vida; si no hay otro modo eficaz de defenderse.

Hay decenas de miles de víctimas mortales consecuencia directa de la dictadura que ha sufrido y aún soporta el pueblo cubano, y el desear una pronta recuperación del máximo responsable de masacres y atropellos que han sucedido y suceden en Cuba es como desear que ese mal se perpetúe. Tampoco desearle la muerte al tirano debe entenderse como una cuestión de venganza, algo que para los católicos no nos está permitido en ningún sentido, pero si como un deseo de que pare el sacrificio de sangre a que ha estado sometida Cuba durante tanto tiempo.

Aunque Castro sea reconocido como un presidente y no como un tirano por la mayor parte de la comunidad internacional no es razón suficiente para que la iglesia católica cubana, víctima (junto a millones de fieles) de ese tirano, no hubiese apagado una vez más su voz como en otras ocasiones lo ha hecho, o al menos dosificado, cuando quería evitar un aumento de la represión contra ella.

Al haber caridad y misericordia de la representación de la iglesia cubana para con el dictador cubano no puede haber caridad para con sus víctimas, para los miles de fusilados, para los cientos de presos políticos, para los miles de muertos y desaparecidos. La actitud más sensata que podría haber pedido la iglesia católica cubana es haberle solicitado a sus fieles rezaran un Padre Nuestro por Fidel Castro pero sobre todo para resaltar la parte que dice “....y líbranos del mal”. Amén.


1. El P. Jorge Loring, nació en Barcelona, pasó su juventud en Madrid y lo que tiene de jesuita es andaluz. Se ordenó sacerdote a los treinta y tres años. Su libro Para Salvarte ha tenido tal aceptación que ha superado largamente el millón de ejemplares (1.200.000) en España, sin contar las ediciones que se que se han hecho en Méjico, Ecuador, Perú y Chile. También se han hecho traducciones al inglés en Los Ángeles (California), al árabe en El Cairo, al hebreo en Jerusalén y al gujerati en la India. Hoy se está haciendo la traducción al ruso en Moscú.

2. Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2303

3. Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2302

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