Gracias a Benicio del Toro ETA refuerza su coartada política

Mientras en Londres prohibían esta semana los carteles que anunciaban la última película de Angelina Jolie por ser “incitadores glamourosos” de la violencia, en Madrid se anunciaba a bombo y platillo el estreno mundial de una película sobre un criminal que asesinó a centenares de cubanos, un vulgar terrorista de origen argentino que no harto de sangre internacionalizó su vampirismo ideológico a todo el continente y hasta cruzó el atlántico.

Parece oportuno que sea en España, un país donde el terrorismo sigue enlutando a su sociedad, donde se le dé cabida al estreno de una película parcial y que intenta seguir promocionando un personaje creado por el aparato de propaganda de la dictadura cubana. Para conocer al verdadero Che, Benicio no sólo tenía que preguntar a los amigos y familiares del guerrillero, o a los que aún defienden a una dictadura de medio siglo de existencia, debió hablar también con los familiares de sus víctimas.

ETA, que cuenta con el “ideario” guevarista como guía de sus acciones terroristas, y posiblemente aún cuente con asesoramiento y una infraestructura logística proporcionada por el gobierno de los Castro, debe sentirse complacida con que la doctrina de la violencia pueda ser bien vista, o al menos justificada, por quienes vean el filme.

No es de extrañar que personajes como el Sr. Santiago Carrillo con un pasado turbio por los hechos acontecidos en Paracuellos del Jarama, donde se asesinaron a cientos de españoles, estén en el pre-homenaje al Che, a fin de cuentas, tienen muchas cosas en común, acumular víctimas una de ellas. Lo lamentable es que otro tipo de personalidades, incluso representantes de partidos políticos que dicen defender a los que sufren la dictadura cubana, se presten a hacerse una foto acudiendo a un pre-estreno como este.

¿Iría Soraya Sáenz de Santamaría o la ministra Elena Salgado al pre-estreno de una película con un guión favorable a ETA? Es de suponer que no, sus respectivos partidos considerarían el filme como un delito de enaltecimiento al terrorismo.

La impotencia que podríamos sentir algunos por enfrentarnos con la verdad contra un icono como éste, no debe convertirnos en marionetas de los propios asesinos. La indignación por hechos que no nos gustan o desaprobamos, tampoco debe dar paso al amansamiento en la defensa de la vida o a la debilidad frente a los terroristas, aunque éstos ya estén muertos.

Actitudes así hacen más fuertes a los etarras, les proporciona un “ideal comprendido” o una coartada política que una banda de asesinos no debería tener. Es lamentable que a este camuflado homenaje al Che hayan ayudado representantes políticos de los dos principales partidos españoles.