Wenceslao Cruz Blanco

Wenceslao Cruz Blanco

«La palabra no es para encubrir la verdad, sino para decirla.»

José Martí­

Teléfono de contacto: +34 91 771 0220


Web www.wenceslaocruz.blogspot.com

Enlaces

Unión Liberal Cubana

Libertad Digital

Info Medio

El Semanal Digital

Misceláneas de Cuba

domingo, junio 25, 2006

Chávez y su nuevo «Ejercito Libertador»

El gobernante venezolano Hugo Chávez acaba de rebautizar al ejército venezolano como Ejército Libertador, la misma denominación que Simón Bolívar utilizó durante la guerra de independencia de España. Con este nuevo cambio el beneficio para una sociedad venezolana más descontenta, más sumida en la pobreza se hace evidente: ninguno; pero para el autócrata gobernante, el cambio de símbolos, de nombres a instituciones, etc., constituye el clímax de su concepción de lo que es dirigir una nación.

La “importante” noticia la ha hecho conjuntamente con el anuncio de relevo de su hasta ahora ministro de defensa, el vicealmirante Orlando Maniglia, un fiel militar y amigo que le presentó su dimisión el pasado marzo y que fue divulgada por el diario “La Verdad” como primicia nacional. Las razones de la sustitución es la negación del vicealmirante a incrementar la enemistad con los Estados Unidos, y que al parecer hechos como la salida del agregado naval de Washington en Caracas, John Correa, la investigación en contra de militares venezolanos por presunta conspiración y traición a la patria, y el congelamiento de la cooperación antidrogas, pesaron negativamente en la consideración del ex ministro de defensa para permanecer en el puesto.

Lo que al parecer desconoce el Sr. Maniglia es que para Chávez es imprescindible actuar así. El discurso de alguien destinado a eternizarse en el poder por cauces antidemocráticos ha de llevar altas dosis de demagogia para poder contrarrestar la nula o mala gestión gubernamental. La irracionalidad de justificarse en un enfrentamiento entre naciones para ocultar la carencia de proyecto para bien de los venezolanos y para camuflar un propósito caudillista y de sometimiento a un pueblo, sólo puede ser obra de gobernantes ambiciosos pero incompetentes.

El cambio de nombres a instituciones, cambio de banderas y escudos es sólo el principio de otros muchos que vendrán. La justificación de las peores dictaduras -históricamente- siempre ha tenido el ingrediente de achacarle la culpa de los males a una razón externa, para ello es muy importante ayudarse de símbolos y nuevos conceptos para alimentar un nacionalismo comprometido con la misma idea que permita justificar una represión interna contra los que - por definición, nunca por racionalidad- estarán al servicio de ese supuesto mal externo.

Leer artí­culo completo

viernes, junio 23, 2006

Gallardón, un alcalde de pocas luces

Gallardón, el Faraón de MadridEl concepto de contaminación luminosa no es muy conocido salvo para los amantes de la astronomía o los que son sensibles a cómo afecta este nuevo fenómeno, creado por la sociedad moderna, al medio ambiente, concretamente a la fauna nocturna. El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón ha decidido eliminar unos 120.000 carteles lumínicos publicitarios creando una “zona de especial protección” en la capital española. Una medida que si bien podría avalarse científicamente como beneficiosa no deja detener visos populistas en un alcalde al que se acusa de contaminar de sustancias más nocivas que la luz nocturna con las obras acometidas por todo Madrid.

Hacer más oscura Madrid, es evidente que traerá nuevas posibilidades. Mirar arriba y distinguir algunas estrellas además de romántico puede que para muchos sea una razón suficiente para justificar que muchos empleados relacionados directa o indirectamente con el mercado de la luminotecnia vayan a engrosar las listas de desempleados del INEM.

La contaminación lumínica en comparación con la contaminación del aire o la acústica no debería ser la prioridad en una ciudad donde la principal fuente de ingreso: el turismo, reclama esa atrayente, y posiblemente incontrolada, proliferación de fotones.

Otra justificación es el ahorro de energía, aunque eso se entendería si el estado, o sea todos nosotros, fuera el dueño de las empresas eléctricas. Si Iberdrola, la segunda eléctrica española, tuvo unos beneficios netos por 1.382 millones de euros en 2005, que representa un incremento del 15,6 % respecto al año anterior, es porque vende electricidad. Algo de lo que también el estado se beneficia a través de los impuestos que soportan principalmente los consumidores. Los consejos de ahorro de energía de las compañías eléctricas han de entenderse como una estrategia de marketing no como un deseo real de querer que se gaste o consuma menos. Si uno vende harina, lo que interesa es vender harina, no si el consumidor la utiliza para pan o para pienso, o si esta se desperdicia.

Las medidas “progres” a la que los políticos “populistas” y de excesivo ego nos tienen acostumbrados no suelen analizarse en un contexto más amplio. Estudiar los pro y los contra de reducir drásticamente la “contaminación luminosa” puede llevarnos a hacerlo de una forma sensata. No puede ser sensato empezar a conducir los coches con luces de estacionamiento, ni caminar con linternas de baja potencia por las calles, con tal de reducir la luminosidad de las grandes ciudades, como tampoco parece ser inteligente atentar contra un sector que afecta tanto a creativos, electricistas, a publicistas, a instaladores y a no pocos negocios que utilizan este servicio como instrumento imprescindible para reclamar la atención de sus potenciales clientes.

Leer artí­culo completo