Wenceslao Cruz Blanco

Wenceslao Cruz Blanco

«La palabra no es para encubrir la verdad, sino para decirla.»

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lunes, septiembre 20, 2004

Canciones con contenido de un autor vacío

Silvio, un cantante comprometido con el terror En un mundo occidental, conciente de la guerra internacional que se está librando, resulta paradójico que se haga impunemente apología terrorista en los escenarios. El terrorismo no se autonombra con esa palabra con la que las democracias occidentales lo definen. Prefieren invertir las acusaciones y quedar tan panchos. Ellos siguen escudándose en ideologías para justificar sus asesinatos, utilizan a antiguos terroristas como iconos para “embellecer” sus actos. Creen que el recurrir a la iconolatría de Ernesto Guevara puede hacer olvidar sus crueles acciones contra la humanidad.

La música es otro medio que utilizan estos autodenominados “vanguardias del proletariado” para llegar a sus potenciales seguidores. En la finalizada “fiesta” del PCE, donde festejaron su propio hundimiento en las últimas elecciones, estuvo el cantautor cubano Silvio Rodríguez dándole amenidad a los que no reparan en llamarle resistencia a los terroristas que secuestran y decapitan a trabajadores destinados a ayudar a la reconstrucción iraquí. Ellos mismos llaman a Israel -único país democrático de la región- un estado terrorista en contraposición a los representantes y voceros de verdaderos terroristas que invitan a su anual fiesta.

El “poeta” Silvio, fiel a las órdenes de su Gladiador en Jefe, dedicó su último concierto a pedir la libertad de cinco espías pertenecientes a la desarticulada “red avispa” que estuvo implicada en diferentes actividades entre las que destacó la que posibilitó el derribo de dos avionetas civiles en aguas internacionales. En este acto terrorista murieron sus cuatro tripulantes por el solo hecho de salvar vidas de cubanos que se arriesgan a cruzar el peligroso estrecho de la Florida para huir del “paraíso” comunista.

Silvio, que se repite con sus viejas canciones y a las que sus incondicionales llaman “clásicos”, conviene prestarle atención a su contenido. Cómo puede ser sancionado un periodista español por llamarle “impuesto revolucionario” a un abusivo canon de la SGAE y la SGAE proteger los derechos de autor del Sr. Rodríguez que en un escenario llega a decir “.. te doy una canción con mis dos manos con las mismas de matar ....Te doy una canción como un disparo, como un libro, una palabra, una guerrilla ....”. Cómo puede dedicar su concierto a terroristas condenados en EE.UU. y quedar inmune.

Un cantante que ha sido capaz de justificar los fusilamientos sumarios en Cuba y de respaldar el encarcelamiento de escritores e intelectuales no debe ni puede confundir a los que saben que el talento y la consideración no vienen sólo de la forzada rima.

El compromiso que se adquiere –cuando se compra un disco de Silvio- es más que el que aparenta su autor. El cantautor cubano es la dictadura cubana en notas musicales, su letra plagada de ambigüedades deja de tenerlas cuando apoya a la barbarie cubana, al terrorismo iraquí y al terrorismo palestino. Sus canciones camuflan en versos el despotismo que abiertamente representa y defiende. Su vacío moral se manifiesta cuando desprecia la vida de sus propios compatriotas en beneficio del verdugo que los oprime por casi medio siglo. Su voz está tan vacía de contenido como su alma. Él está orgulloso de haberlo dejado claro.